Elizabeth (Eli) vivía en Europa desde hacía 12
años y estaba en una relación que no le llevaba a nada. Llevaba varios años sintiéndose miserable e
infeliz. Lo que más le molestaba de esa
relación era que a su novio le gustaba pretender que todo iba bien ante los
demás. Eso a ella le enfermaba y le
hacia preguntarse si valía la pena seguir viviendo así. Ella había intentado de todo para que las
cosas se arreglaran pero nada había cambiado. Había amado a su novio al principio
de la relación pero sentía que cada día que pasaba se desenamoraba más y más.
Por cosas del destino tuvo que ir por trabajo a
su país natal, México. Estaba muy
concentrada en lo que tenía que hacer ya que era algo que le traería beneficios
futuros así que estuvo algunos días en ello sin ver a ninguno de sus
conocidos. Pero al llegar el fin de
semana sintió la necesidad de ver a sus amigos así que se puso en contacto con
ellos.
Se reunió con dos de sus mejores amigas Karen y
Mildred. Karen llevó a sus compañeros de
la Universidad. La alegría de estar en
su país, con sus amigas y con gente que hablara su idioma la hizo tomar unas
copas de más y disfrutar de cada minuto que pasaba. Entre los compañeros de la Universidad de
Karen había un muchacho que le llamó mucho la atención. No era para nada de sus gustos pero había algo
en él que le atraía. Él se llamaba
Javier, tenía 28 años y trabajaba de gerente de Recursos Humanos de una empresa
prestigiosa del país. Pero Eli deshecho
cualquier pensamiento de estar con Javier ya que ella tenía novio y además era
9 años mayor que él.
Conforme la noche fue pasando, las copas fueron
aumentando y el ambiente estaba festivo.
Eli tuvo oportunidad de hablar con Javier y le gustó mucho la forma de
pensar y de sentir de él. Se veía que
era un chico ambicioso e inteligente.
Pero ella seguía deshechando la idea a pesar que la atracción se fue
haciendo cada vez mayor.
Ya avanzada la noche, Eli estaba saliendo del
cuarto de baño cuando se encontró frente a frente a Javier. No se sabe si fueron las copas o si fueron
los ojos y labios seductores de Javier la cosa es que se empezaron a besar. Se metieron al cuarto de baño juntos y se
besaron y acariciaron como dos muertos
de hambre que acaban de encontrar comida.
Los interrumpieron unos toques a la puerta y salieron tratando de
disimular lo que había sucedido.
Fueron de regreso donde sus amigos pretendiendo
que nada había pasado pero ya no fue igual.
Eli deseaba a Javier tanto que quería hacerle el amor con locura. Al parecer también él lo deseaba ya que la
pasaba tocando por atrás. ella le
mordisqueaba la oreja sin que nadie se diera cuenta y se decían cosas al oído
mutuamente. Decidieron irse de la fiesta y fueron al carro
de él. Pero estaban los dos tan deseosos
uno del otro que ni les dió tiempo a llegar a ningún lado. Parquearon el carro en una calle cualquiera y
ahí empezaron a desvestirse, comerse y amarse mutúamente.
Se hicieron de todo y Eli sentía como volvía a
vivir, como surgían pasiones en ella que habían estado guardadas o nunca habían
existido. Mientras más se amaban más
querían. Era como si los dos habían
despertado de repente de un sueño profundo y se daban cuenta que sus cuerpos se
pertenecían.
Javier fue a dejar a Eli a su hotel y al
siguiente día ella despertó con una sensación de satisfacción y felicidad como
no había experimentado en mucho tiempo.
No sentía ningún remordimiento por lo que había pasado. Es más, le divertía la idea de haber estado
haciéndolo en un carro cual adolescente. Pensó en su novio y se dió cuenta que
antes jamás se le hubiera ocurrido serle infiel. Pero en ese momento ella se sentía liberada y
pensó que a lo mejor esa era una señal de que ya era hora de tomar otro rumbo y
dejar esa relación que no la llevaba a nada y la hacía infeliz.
A la siguiente semana Eli se concentró en el
trabajo y mantuvo esporadicamente contacto con Javier. Ella se había dejado los lentes de sol en el
carro de él y con la excusa de recuperarlos
se había comunicado con él. Pero
en realidad ella quería volverlo a ver y sentir nuevamente sus besos en su piel
marchita. Quería sentirse mujer de
nuevo.
Un día en que ella estaba de compras, él la
llamó y acordaron que él iba a pasar a traerla en el centro comercial donde
ella estaba para “devolverle los lentes”.
Ella se puso contenta y esperaba ansiosa a que él llegara. Cuando él llegó, ella se subió al carro con
las bolsas de compra y sin saber que hacer, le acercó la mejilla para darle un
beso. Él le busco la boca y la besó
profundamente. Fue un beso intenso,
largo y tierno. Cuando dejaron de
besarse ella, con los ojos cerrados, no sabía como reaccionar. Solo atinó a decir “Hola”. El la llevó a su hotel y se devoraron
nuevamente en la habitación. Ella
descubrió esa noche sensaciones que nunca había experimentado. Se besaron
y acariciaron en cada rincón de sus cuerpos sedientos de amor y de
pasión.
Él tenía que ir a recoger algo esa noche a la
casa de un amigo y levantarse temprano asi que se tenía que ir. Ella se quedó nuevamente embelesada y
satisfecha. Lo que había sucedido esa
noche era mucho mejor que la anterior. ¿Cómo
podía ser eso posible?
Pasó otra semana en la que Eli siguió
concentrada en el trabajo y al final de esa semana le tocaba marcharse de
regreso a Europa. No tenía ganas de
irse. Regresar a su misma vida frustrada
e infeliz no le apetecía para nada. Ese
viaje la había cambiado y el haber estado con Javier tenía mucho que ver. Se había dado cuenta que a pesar de sus 37
años ella podía encontrar a alguien que la mereciera, que la hiciera feliz y la
hiciera sentir cosas como Javier lo había hecho.
El último día que Eli estuvo en México sus
amigos le hicieron una despedida y Javier estuvo ahí presente. Después de muchas copas fueron de nuevo al
hotel y esa noche se amaron todavía con más pasión que las anteriores. Sabían que era su última noche así que no
querían desperdiciarla. Se despidieron
sin promesas, ni esperanzas, ni
nada. Simplemente como dos seres que
habían pasado un buen tiempo juntos pero sabían que ya se acababa.
Pero al Eli irse a Europa se siguieron
comunicando. La tecnología tuvo un papel primordial en ello. Se mandaban mensajes como amantes
clandestinos y se decían lo mucho que se gustaban. A pesar de la diferencia de horarios lograban
entablar conversaciones y verse por medio de skype. Se contaron de todo y se conocieron mucho más
a traves de mensajes en un teléfono. Se
enviaban fotos y se contaban anécdotas. Así fue cuando se enteró Eli que él también
había estado en una relación de 6 años que acababa de dejar. ¿Casualidad o coincidencia?
Eli, mientras tanto, había decidido dejar a su
novio definitivamente y empezó a ver la manera de cómo lo iba a hacer. Consiguió un apartamento de alquiler y le dió
la noticia a su novio que se iba. A él
le sorprendió mucho la decisión de Eli así que intentó convencerla que estaba
tomando la decisión equivocada y aunque hubo días que sí la hizo dudar, ella
sabía que era lo mejor para ella y su
futuro.
Mientras tanto la comunicación con Javier se
intensificó. Eli se llegó a ilusionar
tanto con él así como con la idea de volver a estar con su familia, amigos y
gente que planificó un viaje a México para nueve meses después en lo que conseguía
ahorrar el dinero suficiente para tener unas buenas vacaciones. Ella estaba conciente que el tiempo y la
distancia eran enormes y ella sabía que era muy difícil que pudieran ser pareja
de esa manera y después de haber estado tan sólo tres noches juntos. Le dijo a Javier que si encontraba a alguien
más durante esos meses que fuera feliz y que hiciera lo que quisiera. Que ella
lo iba a comprender porque ella sabía y aceptaba la realidad. Ella de todas maneras no estaba libre y la
situación estaba demasiado complicada.
Pero mientras más se comunicaban por todos los
medios posibles, más se compenetraban.
Habían noches que Eli no podía dormir de pensar en él. Siempre estaba pendiente de los mensajes que
le entraban por si eran de él. Por la
diferencia de horario ella se despertaba a varias horas de la noche y chequeaba
el teléfono para ver si él le había escrito.
A veces lograban hablarse a esas horas y aunque se robara horas de sueño
a ella no le importaba. Él le hacia
feliz.
Mientras tanto Eli había terminado la relación
y estaba a punto de mudarse de casa. En
una conversación que tuvo con Javier, el día antes de su mudanza, Eli escucha
que Javier había estado en una fiesta y había entablado una conversación con
una chica en la que él le había dicho a la chica que tenía novia pero que
estaba en el extranjero.
Eso a Eli le había impactado. Por un lado le halagaba que él pensara en
ella de esa manera pero por el otro le daba temor. Temor por que él era más jóven que ella y a
lo mejor inexperto en ver la realidad de las cosas con ojo clínico. Ellos estaban lejos y de llegar a estar
juntos tomaría mucho tiempo. Además, ella estaba muy conciente que era
mayor que él. ¿Qué le podía
ofrecer? A lo mejor si lograban estar
juntos algún día podían amarse por unos años pero el tiempo no perdona. Pero ella hubiera sido feliz en esos pocos
años que le diera la vida con él.
Además ella estaba saliendo de una relación
tormentosa y necesitaba tiempo para reflexionar en su futuro. Ella sentía que a lo mejor le estaba
quitando a Javier la oportunidad de conocer a alguien y ser feliz con ese
alguien que estuviera en su mismo país y fuera de su misma edad. Le dió temor de que los dos estuvieran
viviendo de una ilusión que no los llevaría a nada. A lo mejor en un futuro lejano pero no por
el momento. Sintió mucho dolor en su
corazón sin entender por qué y decidió decirle a Javier que no quería seguir
comunicándose con él.
Cuando volvieron a hablar ella ya estaba
acomodada en su nuevo apartamento. Ella
se sentía muy sola y sentía que lo necesitaba mucho pero al mismo tiempo se
dijo que era mejor para él que no se comunicaran. Se lo dijo y le sorprendió con la facilidad
que Javier aceptó la propuesta. A lo
mejor él también pensaba lo mismo que ella, que todo eso entre ellos y a
distancia era una locura. Se estuvieron
despidiendo por dos horas. Ella lloró a
profundidad por ello y entre todo él le confesó que se había enamorado de
ella. En ese momento ella comprendió que
a lo mejor le había pasado lo mismo a
ella. Se dió cuenta lo mucho que lo
había pensado, soñado, añorado, deseado, preocupado, necesitado, querido y
amado. ¿Cómo era posible que un sentimiento así los había poseído tan
fulminante y profundamente con tan poco tiempo que habían estado juntos?
Ella quería pensar que el universo era
misterioso y que sus mundos habían coincidido por una razón. Pero esa razón era demasiado absurda ya que
las circunstancias no les permitían estar juntos. Así que con todo el dolor de su corazón
decidió empezar su nueva vida sin él...
...o talvéz no...
Preciosa historia :-))
ResponderBorrarMe alegro por Eli. :-))
Hola Kutz, he leido atentamente la odisea de Eli y, bueno... cierto que es mujer valiente y que sabe levantarse despues de una relación fallida, por el triste y lento camino de la llama que se va apagando en el vaso sin oxígeno.
ResponderBorrarsu historia me ha trasmitido que con seguridad se apoyó en la pasión y la ilusión para abandonar la desidia. Y siendo consciente de ello, prefirió no llevar unas gafas de madera, dada su experiencia, que ya tenia un peso en sus decisiones.
No obstante, los reposados discursos de la cabeza, jamas hacen callar los gritos del corazón. Y sin duda es el rojo rebelde el que abre un punto y a parte al final de la historia.