jueves, 14 de noviembre de 2013

Estar desnuda frente a extraños







Mi amiga Carolina me dijo: “Para tu cumpleaños como regalo te voy a llevar a un Spa mixto donde tenemos que estar desnudas pero es un spa increíble porque tiene….”. 

Ya no escuché más de lo que me dijo sino que me quedé pensando: “Spa mixto/desnudas”.  Con lo mente abierta que soy no debería de tener problema con ello pero sí que lo tenía.

En Guatemala y me imagino que en toda Latinoamérica, nos enseñan a las mujeres desde bien pequeñas que tenemos que ser pudorosas y cuidadosas con nuestro cuerpo.  En los gimnasios las duchas tienen puerta o cortina.  Algunas mujeres salimos de la ducha ya  vestidas o con una toalla encima.  Si salimos con una toalla encima entonces somos unas expertas en ponernos la ropa interior sin que se nos vea ni una teta ni siquiera parte de una nalga.  Ya en ropa interior, algunas nos sentimos cómodas de seguirnos vistiendo a la vista de todos sin toalla.  Otras optan por dejarse la toalla hasta que terminan de vestirse. 

Lo que no entiendo ahora que lo pienso es ¿por qué?  los baños usualmente están clasificados uno para hombres y otro para mujeres.  Entiendo que queramos taparnos de los hombres pero ¿por qué hacerlo de las mujeres?

He estado investigando con mis amigos latinos varones y ellos me cuentan que para algunos hombres es igual que para las mujeres y a algunos otros no les importa andar desnudos enfrente de los demás varones.  Mi amigo José que es de España me dijo: “Depende de dónde estés y como se comporte la demás gente” y me explicó que si vas a un sauna en Alemania donde todo el mundo se siente cómodo de estar desnudo no es lo mismo que ir a uno en España donde ves a hombres tapándose y a lo mejor todavía hay duchas individuales.  Alguien más me contó que en un lugar de las Canarias les pedían a los hombres usar pantalón largo en un Spa.

Pues con todos estos antecedentes he de decir que aún para mí, que soy tan abierta a hablar de cosas que nadie se atreve, también era un tabú estar desnuda frente a extraños, hombres y mujeres, hasta el sábado pasado.
 
Los días antes de ir al Spa estuve pensando al respecto, de cómo me iría a sentir y que si me iba a gustar o disgustar la experiencia contando con el pasado tan pudoroso que llevé desde niña. ¿Me iría a sentir incómoda?  ¿Habrá gente morbosa?  ¿Qué pensarán las demás personas de mi cuerpo? Eran algunas preguntas que tenía antes de ir al Spa.

Recuerdo que una vez me atreví a estar desnuda con dos amigas en un Hamam (baño turco) pero era solo para mujeres.  Como era turco recuerdo que algunas de las mujeres estaba tapadas ya que la cultura turca también es bien pudorosa.  También una vez me atreví a estar topless en una playa pero éramos mi novio y yo y unas 3 o 4 personas más.  Así que decidí que iba a ir al Spa mixto y experimentarlo sin prejuicios y de ahí iba a sacar mi conclusión.

Se llegó el día del Spa y llegamos con mi amiga Carolina.  Preguntaron si habíamos traído toalla, sandalias y bata.  Yo había llevado toalla y sandalias pero no bata ¡estaba dispuesta a estar desnuda todo el tiempo! Mi amiga Carolina me explicó que para ir a comer o para ir a las áreas comunes necesitábamos la bata.  Tuve que alquilar una.

Nos desvestimos y en bata entramos al Spa.  El Spa era de lujo, había una piscina en medio del lugar en la cual la mitad estaba adentro y la mitad afuera.  Había jacuzzis, baños de vapor, piscinitas pequeñas, duchas.  Todo mixto.  También habían saunas diferentes: uno con colores, otro con música, otro con una fogata y había uno en el que la gente hacía cola para entrar a cierta hora.  Al parecer había algún tipo de ejercicio adentro que se hacían en grupo.  No entramos a ese.  Había lugares para tomar el sol y un jacuzzi a la intemperie. Y masajes y áreas para tratamientos específicos.

Entramos primero a una piscinita pequeña.  El primer hombre que veo desnudo es un señor como de 60 años con una panza del tamaño de un embarazo de 9 meses.  No me gustó verlo para nada.  Luego vi un par de señoras de más o menos 80 años.  Jamás había visto el cuerpo de alguien de esa edad desnudo y me impactó.  El saber de que yo estaré así algún día me hizo impactarme aún más.  Por un momento me sentí morbosa por estar viendo el cuerpo de los demás pero luego me di cuenta que disimulada y discretamente todos nos mirábamos los cuerpos de todos. 

¡Qué envidia me dio el verles las tetas a dos chicas de más o menos 20 años!  También de ver a una chica de esa edad con su novio tan guapo.  Me sentí muy bien conmigo misma de ver algunas miradas de envidia de mujeres de mi edad hacia mi cuerpo.  Todo muy discreto pero se nota.  Ver y comparar los cuerpos de los hombres y los diferentes tamaños de penes.  Algunos daban risa y otros ¡qué cuerpazo! o ¡qué tamaño! Había uno que parecía un Adonis y que cuando íbamos a entrar al jacuzzi a la intemperie se paró en las gradas para hablar con su novia sin dejarnos pasar y no nos quedó nada más que admirarlo mientras esperábamos que pasara. 

Habíamos alrededor de 100 personas en el lugar todas esparcidas espaciosamente y de todas esas personas solo sentí una mirada morbosa sobre mi cuerpo.  El hombre parecía venir de un país arábico y la forma que veía era asquerosa.  Fue en el único momento que me sentí incómoda.  Por lo demás mientras más iba pasando el tiempo más cómoda me sentía.   Era inevitable sentarse o acostarse en un sauna y ver para un lado y encontrarse con un par de bolas y un pene colgando o una mujer con las piernas abiertas enseñando el coño.  Era chocante para mí pero a la vez me ponía a pensar “pero si yo también estoy desnuda, puedo hacer lo mismo” y abría las piernas para ver si veía alguna reacción pero no obtenía ninguna.  Habían personas que se rasuraban en las partes íntimas y otras no.  Al principio era extraño pero después me daba igual como estuviera cada quién.

Ahí me di cuenta que podemos estar en un lugar así y sentirnos cómodos y tranquilos mientras nosotros no pensemos en lo que los demás están pensando.  Esa es la fórmula: hacer lo que queramos sin importarnos lo que los demás piensen.

Recuerdo que uno de los últimos saunas a los que entré había un hombre viéndome descaradamente las tetas.  No tengo grandes tetas y después de ver las tetas de las demás en ese lugar me gustó que me las estuviera viendo.  Mis pobres teticas se quedaban cortas con tanta teta hermosa.  Extendí los brazos hacía atrás para pararlas y enseñarlas.  A las tetas sin vergüenzas les gustó la acción y se exhibieron sin reproches.

Cuando almorzamos después de un delicioso masaje de media hora, nos tocó ponernos la bata y entonces me pareció raro estar en bata y no desnuda.  Carolina me contó que cuando es verano la gente está tomando el sol, desnudos.  Me dijo: “¿Te imaginas lo raro que ha de ser para un camarero atender a gente desnuda?” ha de ser gracioso.  Como era gracioso estar en bata comiendo. 

Después de estar unas 6 horas en las instalaciones, nos dimos cuenta que había más gente todavía.  Ya eran como las 6 de la tarde un sábado y parecía que todos al mismo tiempo habían decidido ir al Spa.  Entramos a un sauna y estaba llenísimo. Casi no había espacio para sentarse.  Entonces es diferente porque mientras antes estábamos acostadas, cerrábamos los ojos y podíamos estirar las piernas si queríamos, acá estábamos todos sentados y viéndonos las caras.  Pero no eran solo las caras sino que también los cuerpos.  Era más obvio y confrontador. 

También las duchas estaban más llenas y a la par mía podía estar una mujer o un hombre duchándose dando de vueltas bajo el agua y con más cercanía a vernos y rozar el cuerpo.  Ahí supe que era hora de partir.  Me di cuenta que mientras nos diéramos un espacio adecuado era cómodo estar desnudo pero si ya estábamos amontonados entonces se volvía desagradable. 

Me encantó la experiencia y la voy a repetir.  Recuerdo que hace algunos años atrás mi compatriota Ricardo Arjona sacó una canción que se llama “Desnuda”. La gente se escandalizó con esta canción y hasta hubo debates al respecto. En las primeras estrofas se lee:

No es ninguna aberración sexual,
Pero me gusta verte andar en cueros
El compás de tus pechos aventureros
Víctimas de la gravedad
Será porque no me gusta la tapicería
Que creo que tu desnudez es tu mejor lencería

Yo pienso que esa manera de enseñarnos ocultar nuestro cuerpo desde pequeños también ayuda a los complejos que tenemos con respecto al mismo.  En el Spa vi a personas obesas, personas desproporcionadas, personas con cuerpazos.  Al principio me sorprendía pero después de un par de horas lo vi tan normal que ya me daba igual. Había mujeres obesas con tetas envidiables o mujeres flacas pero con un culo hermoso.  Creo que si tenemos el cuerpo expuesto de esa manera aprendemos a aceptarnos más los unos a los otros.



¡Así que…desnudémonos y seamos felices.!

Y ahora que por fin te tengo así:
desnuda y precisamente enfrente,
desnuda también un poquito la mente 
pon tus complejos junto de tu ropa...
 


lunes, 4 de noviembre de 2013

Las Mujeres también miramos películas Porno



El fin de semana pasado visité a un amigo que por contestar una llamada telefónica al mismo tiempo que atendió la puerta, se le olvidó de que había dejado el televisor de la sala encendido donde pasaban una película porno.  Como mi amigo es de confianza, abrí la refri, me serví un vino y me puse a ver la película mientras él terminaba la llamada.  Cuando terminó se dirigió a la sala mientras me contaba quién lo había llamado pero al llegar a la sala se paralizó y dejó de hablar.  Rápidamente tomó el control y cambió de canal.  Le dije:  “¿Por qué cambias de canal?  Quería seguir viendo”.   Abrió los ojos tan grandes como los de Scrat, esa ardilla tan cómica de la película Ice Age (Era del Hielo) y volvió a poner la película porno. Tuvimos una conversación con respecto a las películas porno y el punto de vista de la mujer mientras seguíamos viendo la película. Como somos amigos, vimos la película como estar viendo cualquier otra, la comentamos, nos reímos y hablamos acerca de algunas posiciones extrañas y aparatos que vimos en la película.

Más de alguna vez todas las mujeres hemos visto porno aunque no lo andemos divulgando.  La mayoría de comentarios que he tenido respecto al tema de mujeres son:  “¡Qué asco!”, “¡Esa porquería es para los hombres!”, “esas mujeres asquerosas seguro estarán sidosas”, “Esas cosas sólo la ven las ninfómanas o las que no tienen nada que hacer”, “si él ve porno y quiere que lo vea con él me enojo porque entonces no le proveo lo suficiente o saber qué me quiere decir”. 

En la cultura latina se nos enseña de que el hombre se va por lo físico y la mujer es de sentimientos o emociones preferiblemente románticas, cosa que es cierta pero las mujeres también podemos ser físicas.  Si una mujer expresa libertad a lo sexual, al erotismo y a lo físico entonces se nos enseña que esa mujer es una resbalosa, fácil, prostituta o puta.  

Pero esta mentalidad arcaíca es una barrera para la liberación femenina.  Las mujeres también disfrutamos del sexo y de la sexualidad en todas sus formas, somos eróticas, somos sensuales,  queremos ser deseadas y queremos gozar del sexo tanto como los hombres.

Yo no recuerdo cuándo fue que ví una película porno por primera vez pero fue hace muchos años atrás.  Tendría unos 18 o 19 años.  Cuando empecé a ver porno era demasiado difícil encontrar una película en especial en un país como el de Guatemala.  Cuando empezó la internet se llenó rápidamente de páginas porno y en ese tiempo era muy fácil acceder a ellas.  El problema era que no tenía computadora en casa sino que las miraba a escondidas en un café internet.  

Con el tiempo, los dueños de estas páginas vieron que podían obtener una rentabilidad del contenido y empezaron a cobrar por ver porno.  Se acabó mi alegría.  Pero entonces empezaron a existir páginas con historias o fotos eróticas y clandestinas.  Eso era más discreto de ver en un café internet y eran igual de excitantes.    Hoy en día hay miles de accesos gratuitos tanto en internet como en la televisión a lugares porno de historias, fotos y videos.  Solo hay que saber encontrarlos ya que la mayoría es pagado.

A mí me gusta ver porno por varias razones:   Puedo aprender algunas posiciones o métodos de seducción nuevos, me ayuda a masturbarme y correrme sola cuando no tengo con quién, me puede ayudar a inspirarme, coger ideas o técnicas y ayuda  a mi imaginación.

Las mujeres disfrutamos mucho de ver el porno solas.  Es un momento íntimo que nos gusta tener de vez en cuando aunque tengamos pareja.   Al corrernos solas las sensaciones son distintas que cuando nos corremos teniendo sexo.   Pero también podemos disfrutar ver porno con la pareja.  Lo que más nos gusta a las mujeres es pensar que somos nosotras las que estamos actuando la escena que estamos viendo.  

Dependiendo de los gustos de cada mujer elegimos las películas.  Algunas mujeres les gustan los hombres grandes y fuertes, a otras les gusta ver porno lésbico aunque no sean lesbianas, a otras les gustan ver a los hombres en uniformes, a otras les gustan los hombres de la raza negra, etc.  

Cuando las mujeres miramos películas porno, nos gustan más las películas naturales.  No nos gusta la sobre actuación o cosas que nosotras sabemos no existen en la vida real.  Nos gusta admirar los cuerpos de las estrellas de porno y compararlos con el nuestro.  Nos gusta imaginarnos que somos nosotras las que estamos con el hombre o mujer actuando.    La mayoría de las mujeres ve porno discretamente.  Nadie más lo sabe más que ella. 

Aunque parezca increíble, hay hombres que no se sienten cómodos de saber que la mujer ve porno.  Yo recuerdo a uno de mis ex novios que me prohibió ver porno porque a él no le gustaba.  Lo miraba a escondidas de él.  Me cachó en una ocasión y fue un escándolo total. 

Cuando tenemos una pareja que está abierta a ver porno se puede aprender y disfrutar juntos de las películas.  El sexo puede alcanzar otras dimensiones y puede llegarlos a unir como pareja  más que nunca.

Respecto a la educación sexual de los niños, yo pienso que se debería de hablar más abiertamente sobre el sexo, así que cuando ese niño sea adulto y vea una de estas películas, no sienta verguenza o que está haciendo algo malo.   No es el ver porno lo malo, lo malo es no saber qué vamos a encontrar y carecer de una buena base de información sobre lo que es el sexo normal y los diferentes tipos de desviaciones sexuales.  Los jóvenes hoy en día tienen tan fácil el acceso a internet que están viendo porno desde temprana edad por “curiosidad” y para saber “cómo se hace”.  El problema está que encuentran pornografía barata y con imágenes mostrando cosas que, si no tienen una buena base con respecto al sexo, podrían ser chocantes o podrían marcarlos de por vida.  Por eso considero que los padres hoy en día no deben de hacerse los locos e ignorar este tema con sus hijos como solían hacer nuestros padres con nosotros. 

El problema más común por el cuál las mujeres dicen que no les gusta el porno es porque físicamente sí se sienten motivadas pero emocionalmente no.  Pero hay películas pornos hechas especialmente para mujeres donde pueden tocar ese lado romántico y delicado que la mujer necesita para disfrutar  de manera total.

Como dato histórico y curioso, el movimiento feminista de los 80’s y 90’s era anti porno.  A finales de los 90’s y sobre todo en el siglo XXI decidieron hacer un cambio radical a la vision respecto a la pornografía.  Se dieron cuenta que la pornografía puede ayudar a las mujeres a liberarse sexualmente.

Una mujer que ve pornografía no está haciendo nada malo. ¿Por qué tiene que ser algo sucio y oscuro? ¿Quién dictaminó que ver pornografía es malo?  No es el ver la pornografía lo malo sino los valores negativos que nos han inculcado al respecto por la falta de educación sobre el tema.   De que hay pornografía violenta, sucia y agresiva si que la hay, pero sin educación y valores positivos inculcados no sabremos diferenciar una cosa con la otra.  No lograremos vencer esa barrera que nos ayudará a disfrutar ver una película pornográfica y aprender de ella para disfrutar del sexo plenamente.

Bueno, creo que ya es hora de terminar este tema y de ir a ver una película porno ¿No les parece?



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