lunes, 27 de junio de 2011

Bailar Salsa


Estás cerca de la pista de baile esperando a que alguien te saque a bailar.  En eso él viene, te pide bailar, te toma de la mano con suavidad y se ponen en posición:  la mano derecha estirada y la izquierda en el hombro de él.  Se ven a los ojos y empiezan a bailar al únisono.  Nunca lo haz visto antes y él tampoco a ti, pero se complementan con los pasos perfectamente.  Una que otra vez se tropiezan y rien de su torpeza como que si nada.  El hace un movimiento suave con la mano y con firmeza, te va dando las vueltas necesarias.  Es un baile lleno de energía, belleza, armonía.  Es un balle sensual sin rozar la vulgaridad.

Las primeras veces que bailé Salsa fueron de niña.  Los domingos mis vecinos se sentaban enfrente de su casa, habrían la puerta de par en par, ponían la música Salsa a todo volúmen y niños y adultos nos poníamos a bailar en la calle.  Era muy divertido.  Así aprendemos los Latinos a bailar la Salsa: en la calle.  Luego de adolescente tuve un amigo que me enseñó algunos trucos y eso me hizo animarme para ir a fiestas en las cuáles me encontraba al chico que me gustaba y podía bailar con él.  Me sonrojaba al hacerlo y era un baile con la intención de conquistarlo.  A veces fallaba pero muchas veces lo lograba.  Bailaban pegado, mejilla con mejilla y me erizaba cuando él pasaba su mano despacio por mi espina dorsal.  Esa era la señal que a él también le interesaba.

De adulta, seguí yendo a fiestas de Salsa y siempre conservábamos esa armonía y cordialidad en los bailes.  Es que los latinos cuando bailamos Salsa nos divertimos.  Sentimos la música, la gozamos. Si nos sabemos la letra, la cantamos, ya sea una letra triste o alegre.  Ese es el verdadero propósito de bailar.  Sentir la música con todo nuestro ser.


Hace once años que vivo en Amsterdam.  Desde que vine a vivir acá me dí cuenta que hay otro tipo de Salsa:  La Salsa que se aprende en una escuela.  Y ahí ves a los holandeses bailando sus pasos aprendidos que repiten entre una canción y la otra.  No pueden improvisar como tampoco pueden llevar a alguien que no haya aprendido los mismos pasos.  Eso me pasó una vez, cuando un holandés me sacó a bailar y como no sabia llevar (creía que yo iba a hacer el paso que me correspondía, según él) nos tropezamos varias veces y no pudimos bailar.  Al final de la canción me dijo:  “Tu no sabes bailar”.  Yo le respondí: “Perdona, pero eres tú el que no sabe llevar”. 

Las mujeres son las peores.  No se quién les dijo que la Salsa se baila con tacones.  Las ves llegando a la fiesta en zapatos bajos y luego se ponen unos zapatos de aguja bárbaros.  Usan unos vestiditos pegaditos y cuando bailan hacen unos pasos que rozan lo rídiculo.  Pero como son rubias y guapas, ves a todos los hombres morenos (que vienen de Africa o Surinam) sacarlas a bailar y repetir los pasos una y otra vez.  Y bailan, según ellos, maravillosamente pero no vez esa armonía entre la mujer y el hombre como cuando los Latinos bailan.  Ellos ni se ven a los ojos, ni tampoco los ves gozando, porque están más concentrados en lucirse con sus pasos y no equivocarse en ellos.  Dan vueltas y vueltas sin parar y creen que mientras más vueltas den, mejor están bailando.   Para un latino ver eso es decepcionante.  A eso no se le llama bailar Salsa. 

Lo que más risa me da es cuando yo empiezo a bailar a la par de esas mujeres, no hago tanta vuelta pero muevo las caderas como sólo los Latinos podemos moverlas.  Esas mujeres se quedan pasmadas.  No entienden como para mí sin más ni más, es tan fácil lucir sexy.  No me pongo ni zapatos de tacón, ni vestidos apretados, ni doy vueltas.  ¿Cómo puede ser posible? 

El otro día había una mujer holandesa bailando en la pista.  Todos los hombres tenían los ojos en ella porque bailaba de una manera tal que parecía que estaba teniendo orgasmos en cada movimiento.  Bailaba demasiado sexual.  Cuando dejó de bailar me le acerqué y le dije:  “¿Dónde aprendiste a bailar así?”  Y me contestó:  ̏En la escuela tal y tal”.   Le dije:  “Ve a que te devuelvan el dinero porque bailas fatal.  La Salsa no se baila así”.  Di media vuelta y me fui. 

No importa de que país vengas:  Holanda, Estados Unidos, España, Suecia o la China.  Si no eres Latino nunca podrás bailar la Salsa como nosotros.  Porque la Salsa se siente, se vive, se goza y no se aprende en una escuela.  Además los latinos tenemos un sabor y un ritmo incomparable.  Ritmos parecidos hay, pero ninguno como lo Latino.

Lo que es peor para mí son esos Latinos que no eran nada en sus países y vienen acá a hacérselas de maestros de Salsa.  Como las holandesas se creen todo lo que ellos les dicen los ven como Dioses.  Ellos a su vez como por primera vez les prestan atención se vuelven orgullosos y ya no quieren juntarse con otros Latinos.  Que tristeza da ver eso.  Es lamentable.

Las canciones más bellas de la Salsa tienen una letra que te llega al rincón más escondido del corazón, dependiendo de tu estado de ánimo o de lo que estés viviendo en ese momento.  Acá les va la letra de algunas de las canciones más antiguas:

“...esta calle fue tan nuestra muy pequeña nos quedó
 cada parte de ella es reflejo de tu cuerpo
al ver las luces veo tus ojos
en los balcones veo tu pecho
 en cada puerta creo ver tus labios
 mi deseo
 frente aquel nuestro lugar viejo motel
 muy lentamente te repaso en mi memoria...”   Aquel Viejo Motel,  Frankie Ruíz


 “...Amiga dejame decirte todo lo que siento
que yo no puedo mas vivir con este amor secreto
amiga muero sin tener el beso de tu boca
soñando el roce de tu piel amor
amiga yo le siento celos hasta el propio viento
conmigo es un amor voraz que crece como el fuego
si creo que antes de nacer te estaba amando
y ahora tengo que morir de sed
que locura enamorarme yo de ti
que locura fue fijarme justo en ti
y en silencio yo te quiero y tu amor
tiene otro dueño...”     Que Locura Fue Enamorarme de Ti,  Eddie Santiago



“...Pasa y siéntate, tranquilízate
al fin ya estás aquí, qué más te da
Imagínate, que yo no soy yo
que soy el otro hombre que esperabas ver

Un desconocido que te ha escrito verso
y te dibujó la luna, en un trozo de papel
Un amante improvisado,
misterioso, apasionado
que te dió una cita, en este hotel...”  La Cita,  Gali Galiano

Espero que las Escuelas de Salsa no sólo piensen en el dinero y que les enseñen a sus alumnos a sentir la música.  Que la comprendan, que la vivan, que la gozen, que la lloren, parecido a como los Latinos podemos hacer.  Y nosotros los Latinos, no perdamos la Salsa.  Con tantos ritmos nuevos y música nueva no olvidemos lo que la Salsa nos proporciona.  Conservémosla y sigámosla gozando.

LINKS: 


Colombianos Bailando Salsa:  http://www.youtube.com/watch?v=Lv3csJCN1jQ


Si quieres probar cocinar a "La Remanguillé" (comida echa de lo que tengas en casa) sigue este blog: 


    

lunes, 20 de junio de 2011

¡Estamos Hasta la Madre!



Esta vez me voy a salir un poco de la temática de cuento y voy a contar una historia real, tan real como el aire que respiramos y la sangre que corre por nuestras venas.


Mi amigo Emilio Sánchez, reconocido pintor Mexicano, me invitó a acompañarlo a una protesta pacífica en contra de la violencia que se está viviendo en México.  La verdad que cuando me invitó yo no comprendí muy bien el propósito pero para apoyar a mi amigo (y porque ya le había fallado con anterioridad a una marcha) acepté.


Nos reunimos el viernes 10 de junio en la puerta de la Biblioteca de Amsterdam.  Eramos un total de 7 personas.  Los otros 6 Mexicanos.  Después de las introducciones necesarias y un cafecito entramos de lleno al tema.


Cuando yo pregunté el por qué del movimiento, me contestaron:  ¡Porque ya estamos hasta la madre!  (¡Ya estamos hartos!).


Para comprender mejor esta expresión, voy a contarles de Javier Sicilia.  Javier Sicilia es un activista, poeta, ensayista, novelista y periodista Mexicano.  Es colaborador de La Jornada y El Proceso (medios impresos), y dirige la revista “Conspiratio” desde la cuál trata diversos temas de actualidad filosófica, artística y literaria.


El 28 de marzo del 2011 en la autopista del Sol, a la altura del fraccionamiento Las Brisas en el Municipio de Temixco en Cuernavaca, aparecen 7 personas muertas dentro de una camioneta Honda CRV, con placas del estado de Guerrero.  Todos fueron asfixiados y estaban atados de pies y manos. Entre ellos estaba el hijo de Javier Sicilia, Juan Francisco Sicilia Ortega.  Tenía 24 años.


Sobre los cadáveres fue encontrado el texto: “Esto nos pasó por hacer llamadas anónimas a los militares, esto les va a pasar al capitán Barrones y cap. Castillo atte. Cártel del Golfo”.


El día 3 de abril, Javier Sicilia escribe una carta abierta a políticos y criminales con el título “Estamos Hasta la Madre”, en la cuál repudia la muerte de su hijo y de las demás personas que murieron con él.  Los siguientes fragmentos fueron extraídos de dicha carta:  Estamos hasta la madre de ustedes, políticos –y cuando digo políticos no me refiero a ninguno en particular, sino a una buena parte de ustedes, incluyendo a quienes componen los partidos–, porque en sus luchas por el poder han desgarrado el tejido de la nación, porque en medio de esta guerra mal planteada, mal hecha, mal dirigida, de esta guerra que ha puesto al país en estado de emergencia, han sido incapaces –a causa de sus mezquindades, de sus pugnas, de su miserable grilla, de su lucha por el poder– de crear los consensos que la nación necesita para encontrar la unidad sin la cual este país no tendrá salida”, “De ustedes, criminales, estamos hasta la madre, de su violencia, de su pérdida de honorabilidad, de su crueldad, de su sin sentido”.


Con  esta carta Javier Sicilia convoca a una marcha para el día 6 de abril “exigiendo Justicia y Paz”.   A la marcha atendieron 500 personas con pancartas. La mayoría de los asistentes eran profesores y estudiantes de instituciones de educación superior como el ITESO, Tec y de la Universidad de Guadalajara. Algunos acudieron a bordo de bicicletas. También asistieron integrantes de grupos como: Por un México sin Violencia, Bien Muchos por la Paz, Coordinadora 28 de mayo y Amigos de la Barranca; así como integrantes de la comunidad artística de la ciudad.


A partir de ese momento el movimiento se da a conocer por las redes sociales de Facebook y Twitter y se forman varios grupos de apoyo para Javier Sicilia. Se convierte en un movimiento internacional y sin límites.


Es por eso que se formó este grupo de 6 Mexicanos, para apoyar el movimiento y darlo a conocer entre los Mexicanos que viven en Holanda.


En estas 6 personas recae la tarea de comunicar los 6 puntos de Sicilia que explican el por qué de su movimiento (favor de leer el link abajo para entender los 6 puntos). 


Notas que pude extraer de la reunión:  “Escuchamos de este movimiento por casualidad o por amigos.  Somos un movimiento cívico sin ningún grupo político.  El 6 de abril fuimos a protestar enfrente de la Embajada de México a las 5 de la tarde y el Embajador nos rechazó y nos mandó a la policía. Eramos 5 adultos y 2 niños en total.  ¡Los de la Embajada son unos cobardes!”.


La gente prefiere protestar que organizar, es por eso que nosotros decidimos organizarnos.  El 8 de mayo hicimos una manifestación en el Dam, Amsterdam. Eramos de 70 a 80 personas y algunos vinieron desde Rotterdam o del Sur de Holanda.  Fue un movimiento pacífico y no violento.”. 


Una de las chicas presentes compartió la experiencia de un primo al que mataron. La familia no hizo nada por esclarecer el asesinato.  Después de leer el poema “Noche de Soledad” de Herman Hesse y el poema de José Emilio Pacheco “Fin del Siglo”, expresó: “No te puedes hacer más el gűey (el tonto).  No podemos seguirnos haciendo los pendejos (los cobardes)”.


Con esas palabras en la reunión se definió la filosofía del grupo, quiénes eran, como funcionaban.  Se repartieron las tareas entre las cuáles está el hacer un blog, el tener un comunicador, el encargarse de la página de fans del Facebook y hacer una carta en la cúal se le iba a avisar al movimiento de Sicilia que contaban con el apoyo de los Mexicanos en Holanda. 


Decidí escribir este blog tan distinto a mis historias y cuentos porque admiro a mis hermanos Mexicanos en decir lo que realmente piensan y luchar por la paz y justicia de su país.  Así como ellos, en mi país también tenemos políticos cirqueros y corruptos y tanto el crimen organizado como los reyes del narcotráfico (los Zetas, El Cartel del Golfo entre otros) son los que realmente gobiernan y se apoderan de mi querida patria.  No podemos quedarnos callados.  No debemos dejarnos vencer.


Para terminar he decir que Javier Sicilia promovió e hizo una Caravana por la Paz que empezó el sábado 4 de junio desde Morelos, Cuernavaca y culminó el 10 de junio en la Ciudad Juárez, Chihuahua que todos conocemos como la ciudad más conflictiva de México. En este día se dió a conocer el “Pacto Ciudadano por la Paz con Justicia y Dignidad” (leer sobre el pacto en el link de abajo).  El 11 de junio se dirigió al Paso, Texas donde se exigió al gobierno de Estados Unidos que impida el ingreso de armas a México.  A esta Caravana asistieron miles de personas en cada pueblo en la cuál estuvo. 


Me pregunto: ¿Hay que esperar para que maten un ser querido para que salgamos del letargo?  ¿Tenemos que esperar a que otros organizen el movimiento para apoyar?  ¿Hasta cuándo vamos a dejar que los políticos corruptos y el crimen organizado manchen de sangre nuestra tierra, nuestra patria y a nuestros hermanos?


Ahora que vienen las elecciones gubernamentales de Guatemala en el 2011 y de México en el 2012 tenemos la oportunidad de revertir el daño causado por los políticos de turno y así luchar por la paz y la justicia de nuestros países.  Acuérdense de la letra de esa canción popular Chilena de Quilapayún (1973) que decía: “El Pueblo Unido Jamás Sera Vencido”.


¡Luchemos por la paz y la justicia!.



Noche de Soledad

Vosotros, los que sois hermanos míos,
pobres hombres cercanos y distantes,
los que en la alta región de las estrellas
un consuelo soñais a vuestros males;
vosotros, los que mudos a la noche
débilmente estrellada, alzáis unidas
vuestras delgadas manos dolorosas
y sufrís y veláis en vuestra vida,
pobre grey vagabunda; navegantes
sin estrella y sin suerte por el mundo,
extraños, y, no obstante, a mi alma unidos,
devolvedme, afectuosos, el saludo. Herman Hesse








lunes, 13 de junio de 2011

Una amistad que no fue para siempre.

Le tomo la mano huesuda y frágil.  Hace un murmullo entre sus sueños y sigue durmiendo.  Que pálida se ve.  Recuerdo cuando teníamos veinte años lo bella que era y la envidia que me daba:  escultural, alta, buen cuerpo, un cabello largo negro y una chispa en los ojos indestructible.  Y ahora que la veo en esta cama de hospital, demacrada, desnutrida, con un cuerpo casi sin vida, pareciera que fuera otra.  Quiero sentir tristeza pero no puedo.  Quiero llorar y no me salen las lágrimas.

Estoy hablando de mi amiga Juliana.  Las dos nacimos en el mismo año con un mes de diferencia.  Su madre y mi madre fueron amigas de toda la vida y nos hicieron crecer juntas como hermanas.  No recuerdo un día de mi infancia sin ella.  Como sus padres vivían a dos casas de la mía, ya fuera que yo estuviera en su casa o ella en la mía, siempre estabamos juntas.  Eramos inseparables.  Dormimos muchas veces en la misma cama, comimos del mismo plato, compartimos los mismos sueños y hasta las enfermedades.  Dimos el primer paso juntas, aprendimos a manejar la bicicleta al mismo tiempo, entramos a la misma escuela el mismo día.   Como a ella le gustaba mi apellido más que el de ella, se hacia llamar Juliana Romano. 

En el colegio las compañeras siempre creyeron que eramos hermanas.  Eramos cómplices de las mismas diabluras y creciamos con los mismos valores, enseñanzas y reveses.  Nunca me imaginé mi vida sin ella ni ella sin mí.

Cuando eramos adolescentes, nos enamorabamos de distintos chicos y siempre nos ayudabamos a maquillarnos, a vestirnos, a prestarnos ropa.  Nos contabamos todo con lujo de detalles.  Si alguien le hacia algo a ella yo saltaba y la defendía y ella hacía lo mismo por mí.  Yo la admiraba mucho porque llegó a ser una chica hermosísima.  Era seductora por naturaleza y siempre que se proponía estar con un chico lo lograba sin mayor esfuerzo.  En cambio yo era menos agraciada.  No tenía tetas grandes como ella, no tenía el culo tan parado como el de ella.  Además tenía problemas de acné y algunas veces me ponía regordeta.  Pero eso no impidió que tuviera mis novios y amores de juventud.  Eso sí, mis chicos eran los menos agraciados y no los más populares de la escuela como los de ella pero así los quise y así me sentía feliz.

Cuando entramos a la Universidad, seguimos diferentes carreras entonces solo nos veíamos a la entrada o a la salida de las clases y en fiestas.  Como yo estudié arquitectura mis amigos eran intelectuales y metódicos. En cambio ella estudió Diseño de Interiores y sus amigos eran más artistas y desordenados.  Pero aún asi lograbamos que su mundo y el mío encajaran como siempre sin mayores problemas.

En el tercer año de la Universidad fue cuando conocí a Carlos Manuel, el que iba a ser mi futuro esposo.  Un hombre guapo, inteligente, emprendedor, con un carisma impresionante y por lo mismo muy popular.  Normalmente ese tipo de hombres se fijaba más en Juliana que en mí, pero Carlos Manuel desde un principio me mostró interés.  Yo la verdad sentía que no merecía semejante hombre así que lo rechazaba pero poco a poco con esfuerzo y constancia me fue ganando.  Nos hicimos novios desde entonces.  Juliana salía en ese entonces con Mario, un alumno de filosofía que se creia artista.  Se pasaba horas en el estudio haciendo desnudos de Juliana.  Escribía además poesia asi que tenía a Juliana enamorada de su espiritu libre y desgarabado.

Dos años más tarde el mismo día en que me gradué de arquitecta, Carlos Manuel me pidió la mano.  Y empezaron los arreglos de boda entre encontrar un empleo y buscar una nueva casa donde vivir.  Juliana también se graduó ese año de Diseñadora y sus papás le regalaron un viaje a Europa por tres meses pero del cual no regresó hasta año y medio después y sólo para mi boda.  La boda fue espectacular, como de un cuento de hadas.  Había encontrado mi príncipe azul y era muy feliz.  Encontré un trabajo de arquitectura con una firma muy importante del país y Carlos Manuel puso su propio negocio de Arquitectura con unos amigos de nosotros, arquitectos también, y le iba muy bien.  Rápidamente compramos un terreno al cuál los dos diseñamos la casa de nuestros sueños y la mandamos a construir.   

En cuanto a Juliana desde que regresó de Europa venía con ideas innovadoras en el Diseño de Interiores y decidió poner su propio negocio.  Al parecer la gente no estaba preparada para sus diseños porque eran demasiado diferentes a los que ya estaban acostumbrados y no le iba muy bien.  Perdió clientela y estaba a punto de quebrar.  Para ayudarla y porque a mí si me gustaban sus diseños la contraté para que diseñara el interior de mi casa.  A Carlos Manuel no le había gustado la idea al principio pero luego de conversar con ella y escuchar de sus ideas cambió de parecer.  Cuando estamos planeando el interior de la casa resulté embarazada así que quedamos que la casa iba a estar lista un mes antes de que yo diera a luz.

Mi embarazo fue de alto riesgo y tuve que dejar de trabajar porque tenía que evitar el stress.  Tenía que quedarme muchos días en cama en el apartamento de alquiler mientras Juliana y Carlos Manuel chequeaban los pormenores del diseño interior de la casa.  Cada  vez que Carlos Manuel venía de estar viendo lo que Juliana hacía de la casa venía más entusiasmado.  Me hablaba maravillas del trabajo de Juliana.  Me contaba cada uno de los detalles y motivos que Juliana tenía para cada uno de ellos.  Yo empecé a engordar más y Carlos Manuel empezaba a pasar más tiempo en la nueva casa ultimando detalles con Juliana.  A veces venía tan tarde a casa que yo no me daba cuenta ni a que hora había venido.   Luego se iba temprano a su trabajo y así pasaba varios días sin verlo.

Cuando lo veía se desvivía por complacerme y ayudarme a que estuviera cómoda.  Yo lo admiraba por lo bien que se portaba conmigo teniendo mis hormonas tan alborotadas y siendo prácticamente una inútil sin poder hacer mucho para resguardar al bebé.

En todos esos meses sólo hablaba con Juliana por teléfono y la ví un par de veces.  El mes antes de dar a luz, la casa quedó terminada como estaba planeado así que nos mudamos.  Me gustaba mucho la decoración y se notaba el esfuerzo de Juliana tanto como de Carlos Manuel en cada rincón de la casa.  Después de un mes tuve a Javier y me dediqué a los quehaceres de una madre primeriza.  Después de tres meses cuando ya la vida empezaba a ser rutinaria empecé a notar cambios drásticos en el comportamiento de Carlos Manuel para conmigo.  Creí que era por Javier así que intenté hablar y que me contará que le pasaba.  Lo notaba muy frío y distante conmigo.  Ya no era el mismo hombre cariñoso y amoroso.  A Juliana la había visto un par de veces después de que había dado a luz así que decidí hablar con ella.  La cité para un café y que me contará de su vida.  Decía que Carlos Manuel la había recomendado con unos amigos y que le estaba diseñando los interiores a dos de ellos.  Eso la había ayudado a recuperarse en el trabajo.  Además me contó que se había enamorado de alguien que no era artista.  Era un hombre de negocios inteligente, carismático y atractivo.  Le dije que lo tenía que conocer y quedamos que me lo presentaría.  Pasó más el tiempo y cada vez notaba más la ausencia de Carlos Manuel en la casa.  Llamaba a Juliana y le contaba.  Se había vuelto una mujer muy ocupada porque casi no tenía tiempo de vernos así que me conformaba con las llamadas.

Un día encontré la invitación a una fiesta de la compañia de Arquitectos que Carlos Manuel había iniciado y que era para dentro de dos días.  Carlos Manuel no me había mencionado absolutamente nada de ello.  Me sentí profundamente decepcionada.  Era una gala en un salón enorme del Hotel Hilton.  Escondí la invitación y decidí sorprender a Carlos Manuel.  Llamé a Juliana para contarle pero no me cogió el teléfono.  Al siguiente día compré un vestido muy sexy y encontré una niñera que se quedará con Javier.  El día de la fiesta, Carlos Manuel se levantó tempranisimo y ví como a escondidas sacaba su traje de Armani del closet y lo introducía en su coche.  Luego regresó a la cama y se “despertó”a la hora usual.  En el desayuno le pregunté que planes tenía para ese día que me gustaría tener una cena especial y me dijo que no podía porque se quedaría a trabajar en un proyecto especial hasta altas horas de la noche.  No me podía creer que Carlos Manuel estuviera ocultándome lo de la gala.

Ese día intenté de nuevo hablar con Juliana y no la conseguí.  ¡Necesitaba tanto de mi amiga!  Fui al salón de belleza, me pusé el vestido sexy, esperé a la niñera y fui a la gala.  Por el tráfico y el retraso de la niñera llegué una hora y media más tarde que la hora convocada.  Habían apróximadamente 300 personas.  El salón tenía un decorado de lujo, una orquesta en vivo, bebidas por doquier.  Cómo era difícil visualizar a Carlos Manuel entre tanta gente fui al segundo nivel a buscarlo con la vista.   Cuando lo vi mis ojos no podían creer lo que estaba viendo.  Carlos Manuel con su traje de Armani llevaba en brazos a Juliana con un mini vestido rojo de un escotado prominente.  Ella le hablaba al oído insinuante entre risas y mordidas.  El le devolvía el secreto y la besaba en la boca.  Los arquitectos de la firma y sus esposas estaban presentes y todos parecían conocer muy bien a Juliana y aceptarla como la amante. 

A mi se me cayó el mundo en ese momento.  No sabía que hacer.  Mi esposo con mi mejor amiga, burlándose de mí, en mis narices y con los que decían ser nuestros amigos.   Fui al baño y rompí en un llanto histérico.  Nunca creí que mi amiga o mi esposo fueran capaz de una traición de esa manera.  Después de que lloré me entró cólera y decidí vengarme.  Esperé a que mis ojos rojos recuperaran el color normal, me puse maquillaje y salí dispuesta a arruinarles la noche.  Cogí una copa en el camino y me la tomé de un solo trago.   Cogí otra y llegué a donde estaba la orquesta.  Le dije al encargado que dejara de tocar inmediatamente que yo tenía que hablar por el micrófono.  Cuando eso sucedió las 300 personas voltearon a ver hacía la tarima donde yo me encontraba.  Cogí el micrófono y dije:  “Señoras y señores invitados de esta grandiosa fiesta, quiero hacer de su conocimiento que yo soy la verdadera esposa del Arquitecto Carlos Manuel Segura.  Esa chica que ven a su lado muy sonriente y coqueta es mi mejor amiga Juliana Pérez que al parecer ha decidido dejar nuestra amistad por un lado y acostarse con mi marido.  Les cuento que yo acabo de dar a luz a Javier, hijo de Carlos Manuel.  Mi hijo apenas tiene tres meses de nacido.  Mientras yo me cuidé de un embarazo riesgoso y luego me dediqué a cuidar a un bebe recién nacido, estos dos han decidido burlarse de mí a mis espaldas.  Les hago a todos saber que los colegas arquitectos de mi esposo han dado el visto bueno a semejante comportamiento.  Así que ustedes juzgarán si quieren seguir siendo clientes de hombres tan deshonestos como lo son todos ellos.  En cuanto a mí, no se preocupen,  yo saldré de esta.  Buenas noches a todos”.

Salí del lugar lo más rápido que pude, cogí mi carro y no sé ni cómo pude manejar de regreso a mi casa.  Lloraba sin cesar. Carlos Manuel no regresó a casa esa noche y a la siguiente mañana mandó a alguien a recoger su ropa.  Nos divorciamos sin hablarnos en menos de seis meses.  Yo le pedí la casa y él no se negó a dejármela.  De más está decir de que cambié la decoración de interiores inmediatamente.  Lo malo de todo esto es que Carlos Manuel ni siquiera intento ser padre para Javier y mi pobre niño está creciendo sin padre. Juliana intentó mil veces comunicarse conmigo y las mil veces me negué. Le pedí a Dios que hiciera sufrir a Juliana tanto como ella me había hecho sufrir a mí.  Conjuré contra ella y le eché toda clase de pestes.

No supe de ella en doce años hasta hoy por la mañana cuando una amiga en común me llamó y me contó que Juliana se estaba muriendo de cáncer y que había pedido hablar conmigo.   Al parecer Carlos Manuel después de dejarme se fue a vivir con ella pero el remordimiento la llevó a romper con él en menos de lo que canta un gallo.  Luego entabló otras relaciones en las que no le fue bien.  Nunca tuvo hijos y su negocio al final fracasó.  Al parecer al yo hablar en esa fiesta logré también hacer fracasar a Carlos Manuel.  En esa fiesta estaba lo mejor de la sociedad y como somos un país conservador, no perdonaron la indiscresión del arquitecto con la mejor amiga.  Los últimos años de Juliana los había vivido en casa de sus padres, que ya vivían de la pensión, de una manera modesta y humilde.  Mi madre dejó de hablarle a la madre de Juliana para no entrar en conflicto conmigo.  

Y ahora que veo a Juliana tan frágil y sin aliento en esta cama de hospital quiero sentir pena y tristeza.  Pero no siento nada, ni siquiera rencor.  Juliana entre abrió los ojos y al verme con los ojos humedecidos y la voz temblorosa me pidió perdón.  No tuve ni que responder porque volvió a quedar inconciente.   Y luego todo lo veo como en una película:  La máquina conectada a ella da la señal de que se ha muerto, las enfermeras y doctores vienen a su cama y le dan los choques eléctricos para que viva.  La señal no cambia.  Ella no regresa.  Y yo me quedo ahí, así...como que si nada.

lunes, 6 de junio de 2011

Miguel

Yo acababa de ser contratada como la nueva Ejecutiva de Ventas del Hotel Radisson en Guatemala.  Mi jefe me dijo que iba a pasar un día con cada uno de los Departamentos del Hotel para darme una idea de lo que hacían día a día.  El primer día me tocó estar con la persona que contestaba los teléfonos.  El segundo día en la recepción.  Mi entrenador de la recepción se llamaba Miguel.  Era un muchacho guapo, de 23 años.  Tenía la piel canela, los ojos café claro y cabello rizado y muy bien recortado.  Tenía una sonrisa encantadora y una mirada penetrante.  Delgado y con manos finas.  Nos hicimos amigos al instante.  Lo que menos hizo fue enseñarme los quehaceres de la recepción.  Sin un pizco de timidez me hacía preguntas bastante íntimas (¿Todavía eres virgen?  ¿Con cuántos te haz acostado?).  Yo de 18 y recién graduada no estaba acostumbrada a ese tipo de trato pero respondí sus preguntas lo mejor que pude.

Cuando nos tocaba trabajar juntos era divertido.  Nos pasabamos horas riendo y comentado todo de nuestras vidas.  Nos ibamos de copas después del trabajo con otros compañeros y la pasabamos de maravilla.  Así fue como los lazos de amistad se empezaron a formar.  Una noche de juerga me dijo que tenía que decirme algo muy importante.  Me llevó a un rincón del bar donde nos encontrábamos y me dijo muy seriamente que quería decirme la verdad más grande de su vida.  Con una pausa ceremoniosa y sepulcral, me confesó que era homosexual. 

Guatemala en los años 90’s no era lo que es ahora.  La palabra “homosexual” o como vulgarmente decimos los guatemaltecos: “hueco” era un insulto.  Se usaba la palabra “hueco” entre amigos y muy despectivamente.  Aún ahora en el 2011 sigue siendo un insulto.  Siendo un país católico y muy conservador los homosexuales tenían que ocultarlo lo mejor que pudieran de su familia y amigos.  Aún en estos tiempos hay varios guatemaltecos que no le han confesado a su familia su tendencia sexual y pasan años ocultándolo. Al Miguel confesarme su verdad estaba realmente diciéndome que confiaba en mí cien por ciento.  Me contó que acababa de terminar una relación con un hombre y que había sido homosexual desde los 16 años.  Yo traté de tomarlo lo mejor que pude pero mis prejuicios daban vuelta por mi cabeza esa noche.   

Pensé mucho si quería seguir teniéndolo de amigo.  Yo no veía nada malo en Miguel excepto el hecho de ser homosexual.  Era un chico noble, dulce, con un gran corazón y una personalidad impresionante.  Además siempre estaba ahí para mí cuando lo necesitaba. Y si no fuera porque me había dicho que era homosexual nunca lo hubiera imaginado ya que no era el típico afeminado. Los prejuicios inculcados desde muy temprana edad me hacian dudar: ¿Que diría mi familia de saber que tenía un amigo homosexual?  ¿Qué pensarían mis demás amigos al respecto?  Después de pasar toda la noche en vela pensándolo detenidamente decidí probar y seguir siendo su amiga.

Fue una experiencia inolvidable.  Como físicamente era guapo y exótico yo veía como las chicas querían salir con él y morían por ser sus novias.  Inclusive una de ellas logró robarle un beso pero no su corazón.  Me daba cuenta que a los que consideraba sus amigos nunca les ocultó su verdad y era muy abierto a hablar de ello.  Recuerdo varias veces en las cuáles me enseñaba fotografías de sus novios y me contaba sus aventuras.  Me rogaba que fuera con él al único bar de homosexuales que había en Guatemala pero no me atreví.  Estaba abierta a tener un amigo homosexual pero tampoco quería verlo besándose con otro hombre.  Mis prejuicios me seguían como fantasmas.

Así la amistad se fue entrañando y se fue haciendo más sólida.  Entró otra chica en escena de nombre Andrea que también conocía su verdad y se fue haciendo muy amiga de los dos.  Nos reíamos y pasabamos mucho tiempo juntos.  Los lazos de amistad se hicieron cada vez más fuertes.

Un día Miguel me confesó que tenía que hacer algo respecto a su persona.  Tenía varios meses de sentirse muy cansado y sin ánimos de nada. También se enfermaba muy rápido de catarros, alergías, etc.  Fue hacerse los éxamenes médicos normales y no encontraron nada.  Me dijo que que quería pedirme un favor: Como en Guatemala el ser homosexual era un tabú, también lo era el hacerse el examen de Sida.  Así que me pidió que lo acompañara a hacerse el examen y que pretendieramos ser pareja.  Yo no tenía ningún problema al respecto así que un día nos fuimos al laboratorio a hacernos el examen y pretender que eramos pareja.  Nos separaron y a cada quién nos llevaron a habitaciones distintas.  Ahí los médicos nos hablaron a cada uno de la importancia del uso del condón y del sexo seguro.  Yo divertida recibía la lección pero a la vez prestaba la atención debida ya que mi conducta sexual era típica de una chica de dieciocho.

Cuando salimos del lugar fuimos a comer y nos reímos mucho.  Ese día marcó nuestra amistad para siempre. Llegué a sentir un profundo amor y respeto por él y ese día me ayudó a vencer los demonios de la incomprensión por ignorancia hacia los homosexuales.  Son seres humanos como tú, como yo y como cualquiera.  Lo único diferente es su inclinación sexual con la cúal no pueden hacer nada al respecto.  Nacieron así y así serán para siempre.  Ser homosexual no es una enfermedad ni se cura yendo al psicólogo.  Y por más que querramos nunca los haremos cambiar o recapacitar.

A la semana de habernos hecho los exámenes del Sida fuimos por los resultados.  El estaba muy nervioso y a mí me daba gracia todo ello.  Nunca pensé que fuera a salir positivo.  Yo quería abrir su resultado pero me dijo que mejor cada quien lo abriera en la casa.  Cuando llegué a mi casa y quise abrir el mío me atrapó el temor.  Pensé en las veces que no usé un condón, en las condiciones y con quién.   Sudaba frío y los nervios me traicionaron.  Al fin me armé de valor y decidí abrir el sobre. Al abrirlo y comprobar que el resultado era negativo me calmé.   Llamé inmediatamente a Miguel y su mamá me dijo que le había dicho que no se sentía bien y que se iba a dormir temprano. 

Al siguiente día lo busqué en la recepción y él no había llegado a trabajar.  Luego vino el fin de semana y no lo ví hasta el lunes que entré a trabajar de nuevo.  Le pregunté cómo le había ido y me dijo que tenía que contarme pero no en el trabajo.  Mis sentidos me alarmaron de que había algo que no estaba bien.  Quise pensar que era sólo una fantasía mía.  En todo el día no me pude concentrar ya que pensaba en él.  Cuando salimos del trabajo me llevó a un bar muy íntimo.  Me agarro las manos y me miró profundamente a los ojos y me dijo: “¿Sabes lo que te quiero?”  Me besó las manos y retiró su mirada de la mía.  Cuando volvió a verme con lágrimas en los ojos me dijo:  “El resultado fue positivo”.

Me sentí mareada y me dió nausea.  Me levanté rápidamente al baño y vomité.  Sentía que la cabeza me daba vueltas y que no podía sostenerme en pie.  Y ahí cuando mi amigo me necesitaba más, mi cuerpo me traicionó.  Lloré sentada en el piso del baño.  Lloré como no había llorado nunca por un amigo.  Lloré porque me sentí impotente sin saber que hacer. 

Cuando me recuperé y pude salir del baño lo ví sentado en el mismo lugar con la mirada triste.  La mirada de Miguel me indicó que se resignaba al destino que le esperaba.  Me dijo que había decidido irse a vivir a Estados Unidos ya que ese era el único país donde tenían las medicinas más avanzadas y que a lo mejor podían curarlo.  Al mes o dos meses después del diagnostico se fue a vivir a Los Angeles. 

Mantuvo contacto con Andrea y conmigo por un par de años.  Me contaba que estaba tomando la mejor medicina que había y que hasta le había quitado la alergia por la leche.  Habían meses que sentía que no estaba enfermo para nada para luego recaer y sentirse peor que antes.  Tuvo un novio durante ese tiempo que sabía de su enfermedad y parecía que lo aceptaba.  Pero luego ese novio se volvió un verdugo y en lugar de apoyarlo lo hacía sentir peor.  Recuerdo cómo lloró conmigo por él al teléfono.  Luego sus llamadas se empezaron a hacer menos frecuentes.  Yo intenté llamarlo en varias ocasiones sin conseguirlo.  Después de haber pasado un año sin saber de él me llamó un día a mi trabajo.  La forma en que me habló fue tan dulce.  Me habló de nuestra amistad y todo lo que significaba para él.  Me hizo recordar los momentos que vivimos juntos, todas las risas y todos los llantos.  Me dijo que me amaba muchísimo y que jamás lo olvidara.  Cuando colgamos me entró un mal presentimiento.  Presentí que me había llamado para despedirse.  Llamé a Andrea y le conté lo sucedido.  Andrea me dijo que a ella también la había llamado y que le había hablado de su amistad.  Me dijo que ella también sentía que él se había despedido.

Después de esa última ocasión no supimos más de él.  Intenté comunicarme una vez con su familia pero me dijeron que la familia ya no vivía donde mismo.

Cómo hubiera querido estar a su lado al momento de su muerte.  Espero que haya sido una muerte sin dolor y tranquila.  Espero que no haya estado sólo o con desconocidos.  Espero que haya muerto en paz y feliz de haber sido la persona que era.  Nunca lo voy a olvidar ni voy a olvidar las lecciones que me dió acerca de los homosexuales.  No olvidaré su nobleza, su espíritu, ni su valentía. Al final le confesó a su familia que era homosexual ya que no quería ocultarles su verdad.   Muchos dirán:  El mismo se buscó su muerte.  Pero no, el tener Sida no es sólo de homosexuales.  Estos casos se dan por la falta de educación sexual de parte de nuestros padres, maestros, etc.  Por creer que es un pecado hablar de esas cosas prefieren mantenernos en la ignorancia llevándonos a cometer errores que pudimos haber evitado sin tan sólo nos hubieran advertido.  Está en nosotros, las nuevas generaciones, romper los paradigmas y educar a nuestros hijos como debe de ser.




“Mi morenito bello, ya sea en el cielo o en el infierno espérame... ¡el show debe continuar!”