lunes, 14 de marzo de 2011

La respuesta a tu carta



Estimada Karina,

He leído tu carta detenidamente y reflexionado mucho antes de contestarla.

Amiga mía, para mí, tú eres como un árbol.  Y ahora te voy a explicar el por qué:

Es cierto que tus enfermedades te han agotado físicamente pero tu espíritu ha crecido y madurado. Conozco a muchas personas que se enferman y se quejan toda la vida y al hablar con ellos te dejan un vacío como si nunca hubieran existido.  Contigo no sucede igual. Físicamente te encuentras débil pero interiormente te haz mantenido como un árbol grande con raíces fuertes.  Cada enfermedad es una raíz que se adhiere más a la vida y hace que pases las pruebas más duras con dignidad y perseverancia.

Quiero contarte lo que sentí en el momento que te conocí.  Yo era la nueva de la compañía y nuestra jefa me había dicho que aprendería mucho de tí porque tú te las sabías todas.  Recuerdo el momento en que entraste al edificio.  Yo me encontraba en la recepción y pude observar tu entrada paso a paso.  Saludaste primero a cada uno de los guardias de seguridad, les preguntaste por su salud y si se encontraban bien.  Luego saludaste a la señora de la limpieza con un gran abrazo.  Hacías bromas y saludabas a cada persona que encontrabas a tu paso: al ingeniero, a la secretaria, al del Departamento de Compras, al Gerente de Recursos Humanos, para luego saludarme a mí. 

Nunca se me va a olvidar la gran sonrisa que te caracterizó desde el primer instante.  Tu personalidad y entusiasmo acapararon la atención de todos y reinaba en el lugar.  Todas las personas que encontrabas a tu paso recibieron un poco de ese calor que emanas con tu ser.  Eras como la flor de ese árbol que ya te he mencionado, que crecía poco a poco hasta llegar a florecer en todo su esplendor. 

La huella que has dejado en mi alma desde ese día es única.  Siempre haz estado ahí para cuando te he necesitado, no importando a qué hora te llamara, cuándo lo hiciera, o a dónde te pidiera que fueras urgentemente.  Esto que te digo lo puedo comparar cómo el olor a esa flor que se ha quedado impregnado por años en todo mi ser.  Un olor que nunca podré olvidar.

Cierto que no puedes trabajar como antes, pero tampoco te mantienes sin hacer nada.  Haz hecho manualidades que han recorrido el mundo entero, porque las has vendido a turistas que vienen de paso por el Puerto.  Y yo admiro las cosas que esas manos tan delgadas y finas pueden hacer.  Las comparo con las ramas del árbol que crecen tímidamente hasta llenarse de hojas y frutas.

De tu ex esposo puedo decir que recuerdes los bellos momentos que pasaron juntos.  Lo que te hizo amarlo y compartir a su lado por algunos años de tu vida.  A partir del momento en que todo fue mal no lo veas como una derrota sino lo que hizo fue echarle agua y abono a esas raíces de tu árbol, porque te ha hecho fuerte y madurar cómo no lo habías estado antes. 

De tu padre, he de decir que ha sido el jardinero que ha cuidado a ese árbol con dedicación ferviente.  Lo ha podado y cuidado cómo al más querido. Lo ha cobijado en los días de invierno, soledad y confusión.  Tu padre se ha hecho fuerte junto contigo y el amor que hay entre ustedes dos es lo que hace de tu árbol crecer cada día más y sobresalir ante a los demás.  Nunca pienses que a él no le gusta su trabajo porque lo hace sin ningún titubeo o queja.

Tus amigos verdaderos estamos ahí siempre que nos necesites.  En las buenas y en las malas, en la calma y en la tormenta, en el cielo y el infierno.  Míranos como los ayudantes del jardinero que podamos tus ramas y quitamos las hojas secas y limpiamos la maleza que está a tu alrededor, para que ese árbol hermoso siga creciendo derecho.

Dios, está ahí siempre para tí.  No lo reniegues ni pierdas la fé.  Acuérdate que él obra misteriosamente y aunque no comprendas el por qué de las pruebas en este momento, ha envíado a ángeles terrestres para cuidarte. También tienes a tu ángel de la guarda para que ilumine tu camino y te haga recordar que aunque se sufre no hay que perder la fé en El. Ese ángel de la guarda es tu mami que está ahí en el cielo guiándote y cuidándote de cerca.  

Lo que me pides amiga, va contra la voluntad de Dios.  No puedo tomar la vida de alguien porque eso me convertiría en pecadora y faltaría a los Mandamientos de Dios. 

Estás atravesando unos días de tormenta en los cuáles hay lluvia, relámpagos, truenos, y a lo mejor una que otra rama de tu árbol se quebrará y te hará llorar y sentir mucha tristeza.  Te sientes sin fuerzas y crees que no habrán días mejores. Pero te prometo que muy pronto vendrá el día en que la tormenta se acabará y no sólo brillará el sol sino saldrá un arcoiris que te hará verte a ti misma como el árbol que te describo: en todo su esplendor, pureza y magnificencia y te darás cuenta de lo mucho que has crecido en tu interior y exterior y el ejemplo que ya eres para otros árboles en crecimiento.

Toma mi mano que acá está para tí. Tan sólo tienes que alcanzarla cuando quieras.  ¡Arriba ese ánimo! ten fé y verás que eres una de las personas más bellas que hay en este mundo.  Nunca cambies.

Te envío un abrazo fuerte que te daré en cuánto te vea.

Te quiere,

Luz


Dedico esta carta a una amiga muy especial.  Tú sabes quién eres y sabes que todo lo que escribo acá lo escribo con el corazón.  Te admiro y te amo mucho.  Feliz Cumpleaños.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario