En el reciente terremoto que azotó a Guatemala,
una de las familias más afectadas fue la de Engelber de Jesús Ramírez Castillo de 26 años. Engelber perdió a su madre y a sus
hermanas. Una sobrina sobrevivió a la tragedia pero resultó con las piernas
quebradas, su casa quedó destruída y a Engelber le tuvieron que amputar una
pierna ya que le cayó un paredón encima.
Otra víctima del terremoto fue Iván Vásquez, de
18 años, quién perdió a sus padres y
hermanos y su estado de salud es débil porque se niega a comer.
Otro afectado fue Rómulo Vásquez Yoc, quién
perdió a 10 familiares entre ellos su hijo, su hermano y la familia de su
hermano. Entre los fallecidos habían ocho niños de 13, 12, 11, 9, 7, 5 y 3
años. Estas víctimas murieron soterradas
mientras extraían o acompañaban a los que extraían arena blanca y piedra pómez para fabricar
block.
Estos son ejemplos de tres de los
sobrevivientes que en un poco más de treinta segundos su vida les cambió
completamente. Son casos extremos en los
que una tragedia puede hacer que se pierdan familiares, cosas materiales y en
el caso de Engelber hasta su pierna.
Los seres humanos a veces olvidamos que aunque
planeamos y tenemos la vida de una manera, algo fuera de nuestro alcance puede
pasar que cambiará completamente lo tenemos y conocemos dando un giro de 180
grados. Y no me refiero únicamente a un
desastre natural como un terremoto o un huracán sino que puede ser la muerte
súbita de un familiar, un despido laboral, un divorcio, etc.
En el caso de Engelber, no solamente tiene que
llorar la muerte de su madre y hermanas sino que tiene que seguir una terapia
que durará meses para lograr caminar y al salir del hospital tendrá la incognita
de donde vivirá porque su casa fue destruída.
En los países como Guatemala, la gente no
cuenta con un seguro de vivienda, o seguro médico, o ahorros para reconstruir
su vida. Si se tiene suerte, a lo mejor
el Presidente de Guatemala o alguna asociación o programa de ayuda le ofrecerá
a Engelber la reconstrucción de su vivienda o a rehabilitarse como debe de
ser. Eso sera cuestión de suerte.
En el caso de Iván, a lo mejor estaba todavía
estudiando o tuvo la suerte de graduarse
este año. Ahora tiene que ver como se
gana la vida además de ver como logra sobrellevar la muerte de su familia sin
ninguna ayuda psicológica disponible.
En el caso de don Rómulo, ya es una persona
adulta que sabe valerse por si mismo. Pero es muy probable que su trabajo consistía
también en extraer arena blanca y piedra pómez de ese lugar del cuál ahora no
es posible hacer. Tendrá que buscar la
manera de sobrevivir con otro trabajo y además sobrellevar la pena de la muerte
de sus famliares sin ninguna ayuda psicológica disponible.
Estas víctimas serán olvidadas con el tiempo,
como suele suceder después de que las cosas se enfrían y no son noticia. Ellos tendrán que velar por si mismos.
Ayer me puse a leer un escrito de un famoso
blogger de Estados Unidos, Dan Pearce, con el título: Why I like messed up girls que se traduciría algo asi como “Porque me gustan las chicas complicadas”.
En el artículo Dan está contando que una de sus
mejores amigas quiere que él tenga una chica buena, que siempre esté con
risitas, que esté lista para un picnic
en el bosque y que no tenga nada de complicado o nada de maldad en ella. La chica perfecta de las películas
románticas, concluye Dan.
Pero él
dice que le gustan las chicas que hayan tenido un pasado complicado, que están
pasando por algún problema, o las que han tenido muchos retos en su vida. El dice que se siente atraído por ese tipo
de chicas porque él se siente cómodo, porque puede ser imperfecto, porque puede
hacer cosas estúpidas y cometer errores y ellas no lo juzgarán duramente por
ello, las que sepan los secretos más oscuros de él y no lo juzgarán o no
dejarán de pensar que él no es atractivo para ellas solo por ello.
Estoy contando esta historia porque Dan ha dado
en un punto muy importante que diferencia a una chica de la otra. Cuando suceden tragedias fuertes como las que
le sucedió a Engelber, Iván o don Rómulo, a ellos les quedan dos opciones: 1. Lamentarse, culparse, deprimirse, caer en apatía,
creer que la vida no vale la pena y suicidarse, consumirse en el alcohol o
drogas o simplemente morir en vida. O:
2. Pueden lamentarse, culparse, deprimirse, pero levantarse, aceptar la
derrota, aprender de la experiencia y salir adelante, hacer de su vida algo productivo
y aceptar lo que pasó con valentía y echándole ganas.
Las personas que optan por la segunda opción
tienen una fortaleza de espíritu y mente que a la hora de que tengan que
enfrentar una segunda, tercera o cuarta tragedia lo harán sin lamentarse y
simplemente se harán más fuertes, sabios y serán felices con cosas pequeñas, naturales
o que las demás personas no apreciarán de la misma manera.
En el momento de una tragedia es cuando se
diferencian los valientes de los cobardes.
A todos en esta vida nos pasaron, pasan o pasarán tragedias. Pero cada uno de nosotros decidimos como
vamos a seguir viviendo y si vamos a dejar que lo que nos pasó tenga un efecto positivo
o negativo. Y eso lo podemos
lograr sin ayuda de los demás. Depende
de nuestra fuerza de voluntad y nuestras ganas de sobreponernos a ello.
Un ejemplo mundial de como sobreponerse a una
tragedia es lo que sucedió el 11 de septiembre del 2001 con las Torres Gemelas
en Nueva York. A nivel mundial nos
afectó, en el momento que sucedió nos preguntábamos el por qué, muchas vidas se
perdieron, los edificios completamente destruídos, desolación, desaliento,
creímos que la tercera Guerra Mundial se nos venía encima y sobre todo nos
sentimos vulnerables ya que un país primermundista como lo es Estados Unidos
tuviera un ataque de esa manera. ¿Que sucedería con los demás países?
Pero como la canción que el grupo Live interpretó
para esa tragedia con el título “I will Overcome” (Sobreviviré), sobrevivimos,
reconstruímos, sanamos las heridas y aunque quedaron cicatrices y recuerdos que
no se olvidarán jamás, Nueva York y el resto del mundo siguió para adelante.
Así que en nuestras manos está el ser valientes
o cobardes. Mi mayor deseo es que
Engelber, Iván, don Rómulo, los demás afectados de esta tragedia, tú, el resto
del mundo y yo, elijamos ser valientes y nos sobrepongamos a cada una de las tragedias
que tengamos con la frente en alto y haciéndonos fuertes.
Que Dios bendiga a
todas las víctimas del terremoto de Guatemala.
Fortaleza mis hermanos.
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