Las hojas secas
caen bailando al compás del viento.
Verdes, marrones, rosadas, no importa, todas ellas coquetas se acomodan
en el suelo, saltan, dan vueltas, levantan el vuelo, juegan a esconderse,
regresan, caminan, corren, descansan.
Las que se quedan
pegadas a los arbustos y árboles tímidas las observan, celosas, pasivas,
sintiendo la cosquilla de ser libres como ellas, las envidian, quisieran
soltarse de donde están pero no se atreven.
Sueñan, se hamaquean, acuchichean mientras que las otras ríen, bailan, las ven y las llaman...
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