jueves, 16 de mayo de 2013

¡Viajar es vivir!





En Guatemala - donde yo crecí- ya sea por la falta de dinero, falta de conocimiento o falta de visas, se suele viajar a los mismos lugares: ciudades turísticas dentro de Guatemala o San Salvador.  Los más ricos suelen ir a Miami de compras o a Los Ángeles a visitar parientes o ir a Hollywood.   Hasta ahí llegó el mundo para la mayoría de guatemaltecos.

Yo tuve la oportunidad de viajar desde temprana edad.   Cuando tenía 18 años tomé un bus desde la Ciudad de Guatemala hasta la Ciudad de México.  Tuvimos varias paradas en el camino y aunque los puestos de la policía buscando ilegales eran frecuentes, el viaje fue fenomenal.   En Guatemala nos enseñan desde que somos pequeños a odiar a nuestros hermanos mexicanos, a verlos como enemigos.  Pero al viajar a México me di cuenta que son personas amables, confiables, alegres, parecidos en cultura a nosotros los guatemaltecos. 

Después de ese viaje a México tuve la oportunidad de ir por algunos meses a Argentina de mochilera.   Me fui casi sin dinero pero aun así fue una experiencia inolvidable. Conocer sobre la cultura Argentina, el tango, lo exquisita que es la carne, Las Pampas, llegar hasta Río Gallegos que queda tan cerca de Tierra del Fuego o el piquito de América.  Conocí a gente formidable, disfruté de paisajes hermosos y aprendí varias cosas.  Ahí supe que mi amor por viajar había comenzado.

Desde que vine a Holanda he tenido la oportunidad de viajar a lugares remotos con culturas extrañas de los que jamás hubiera creído poder hacer. 

Viajar te abre los ojos ante el mundo.   Cuando una persona viaja se empapa de la cultura del lugar a donde va.  Quiere probar la cerveza, comida, trajes típicos, etc.  A veces no se puede hablar el idioma pero con señas o con dibujos se pueden entender las personas.  Se pueden conocer personas amables como a la vez personas antipáticas pero eso no impedirá que la persona que viaja te cuente con entusiasmo los lugares a donde viajó, lo que experimentó, los sabores extraños que probó.

Cada foto tiene una historia, el mínimo detalle de la foto es explicado.  Te trata de pintar el cuadro de lo que él o ella vieron de una manera entusiasta y utilizando manos, cuerpo, palabras, etc.   Cuando te cuenta las cosas que vio sus pupilas se dilatan, la sangre corre más rápido por sus venas, las palabras se le atropellan en la boca, puedes escuchar los latidos del corazón acelerados.   Es como si no fuera a parar nunca de hablar.

Te cuenta de la experiencia de cómo aprendió a bucear, de lo que sintió al beber sangre de culebra, de cuando navegó por un río lleno de lagartos, de cómo perdió el miedo al mar. 

Y mientras más viaja más quiere ir a lugares remotos, distantes, a conocer culturas completamente diferentes a la de él o ella. Esa persona que ha viajado ha visto la pobreza en su máximo esplendor, ha comido en las chozas más humildes con las personas más ricas en espíritu, ha compartido con gente rica y se ha deleitado de placeres de lujo, se ha hospedado en los hostales más baratos sin las necesidades básicas (sin baños o agua) como se ha hospedado en hoteles de 5 estrellas, ha experimentado los mejores masajes y ha caminado por las calles más desoladas o por los bulevares más elegantes.

La persona que ha viajado se conforma con lo mínimo para vivir.  Es feliz con lo que tiene y lo que encantaría es tener más dinero para viajar y poder conocer todo el mundo si es posible.

Esta persona tiene muchos amigos en Facebook o Twitter de diferentes partes del mundo.  Algunos de ellos solo los ha visto una sola vez pero él o ella saben que si se da la oportunidad de volver a ver a esa persona, serán los mejores amigos y compartirán anécdotas y experiencias formidables. 

La persona que viaja no tiene miedo de aventurar, de hacer cambios drásticos en su vida, de dejar el confort del hogar o de un empleo por lanzarse a la aventura de lo desconocido.  Va contra la corriente de lo que la gente cautelosa le dice que debe o que no debe hacer. Tampoco tiene miedo de probar las comidas más exóticas.  No le da miedo enfermarse en lugares donde no conoce el sistema hospitalario o donde la medicina sea escasa.  Puede pasar tres días en cama casi muriéndose pero al recuperarse cuenta sobre su mala experiencia con una sonrisa y como una aventura más.

La persona que viaja no es materialista.  Prefiere tener una cinta fabricada a mano en Nepal que un Rolex.  Prefiere buenos zapatos para escalar que zapatos de diseñador Italiano.  Es muy probable que no haya comprado una casa en su vida y no le interese.  Es muy probable que haya hecho cualquier trabajo desde lavar platos hasta ser Gerente de Mercadeo. No se casa a la edad que los demás lo hacen y no comprende por qué el apuro. Cuando lleva mucho tiempo haciendo lo mismo se aburre, se siente inconforme, siente unas cosquillas en los pies que le piden salir de la rutina y buscar la aventura.

Al viajero lo reconoces porque lleva su botella de agua, sus zapatos para caminar largas distancias, su mochila grande o pequeña, su capa en contra de la lluvia, su guía turística y su repelente de mosquitos a la mano.

Cuando hablas con la persona que viaja te hace viajar a través de sus ojos o anécdotas pero te hace sentir tan en casa, tan familiar.  Estas esperando hablar con él o ella o estás esperando que viaje de nuevo porque quieres ver o escuchar de sus nuevas experiencias.

Esta persona seguramente se casara con alguien viajero como él, pero no será una boda común y corriente sino una boda de aventura ya sea en un globo al amanecer por Capadocia, Turquía o una boda con aborígenes en las playas de Australia. Es posible que haya vivido o que se mude en un futuro a vivir a otros países y cuando tenga hijos les pondrá nombres de personas o lugares que le traen recuerdos de viajes.  A sus hijos también les inculcará el hábito de viajar y es probable que a lo mejor los lleve a vivir a otros países o les enseñe otros idiomas desde pequeños.

Su visión de la vida es de aventura, de conocimiento, de buscar nuevos horizontes, de encontrar el regocijo en cosas mínimas, de gozar la sonrisa en la gente, de traer alegría a los que lo rodean.  Sus sueños, que no son pocos, siempre los alcanza y cuando parece que lo ha logrado todo viene con un sueño más grande o más profundo. 

Esta persona te hará salir de tu zona de conformidad y te hará hacer o pensar en hacer cosas absurdas como tirarte en un Bungee Jumping o escalar un volcán en erupción.  Te hará ver la belleza de una simple piedra o la posibilidad de hacer tus sueños realidad si tan solo te atreves y te quitas el miedo.

¡Viaja tú mismo y compruébalo! Verás la vida de otra manera, ampliarás la perspectiva y los horizontes y verás que las cosas conocidas por toda una vida no son lo que parecen ante tus ojos.   ¡Viajar es vivir! 

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