En Guatemala - donde yo crecí- ya sea por la falta de dinero, falta de
conocimiento o falta de visas, se suele viajar a los mismos lugares: ciudades
turísticas dentro de Guatemala o San Salvador.
Los más ricos suelen ir a Miami de compras o a Los Ángeles a visitar
parientes o ir a Hollywood. Hasta ahí
llegó el mundo para la mayoría de guatemaltecos.
Yo tuve la oportunidad de viajar desde temprana edad. Cuando tenía 18 años tomé un bus desde la
Ciudad de Guatemala hasta la Ciudad de México.
Tuvimos varias paradas en el camino y aunque los puestos de la policía
buscando ilegales eran frecuentes, el viaje fue fenomenal. En Guatemala nos enseñan desde que somos
pequeños a odiar a nuestros hermanos mexicanos, a verlos como enemigos. Pero al viajar a México me di cuenta que son
personas amables, confiables, alegres, parecidos en cultura a nosotros los
guatemaltecos.
Después de ese viaje a México tuve la oportunidad de ir por algunos meses a
Argentina de mochilera. Me fui casi sin
dinero pero aun así fue una experiencia inolvidable. Conocer sobre la cultura
Argentina, el tango, lo exquisita que es la carne, Las Pampas, llegar hasta Río
Gallegos que queda tan cerca de Tierra del Fuego o el piquito de América. Conocí a gente formidable, disfruté de paisajes
hermosos y aprendí varias cosas. Ahí supe
que mi amor por viajar había comenzado.
Desde que vine a Holanda he tenido la oportunidad de viajar a lugares
remotos con culturas extrañas de los que jamás hubiera creído poder hacer.
Viajar te abre los ojos ante el mundo.
Cuando una persona viaja se empapa de la cultura del lugar a donde va. Quiere probar la cerveza, comida, trajes
típicos, etc. A veces no se puede hablar
el idioma pero con señas o con dibujos se pueden entender las personas. Se pueden conocer personas amables como a la
vez personas antipáticas pero eso no impedirá que la persona que viaja te
cuente con entusiasmo los lugares a donde viajó, lo que experimentó, los
sabores extraños que probó.
Cada foto tiene una historia, el mínimo detalle de la foto es
explicado. Te trata de pintar el cuadro
de lo que él o ella vieron de una manera entusiasta y utilizando manos, cuerpo,
palabras, etc. Cuando te cuenta las
cosas que vio sus pupilas se dilatan, la sangre corre más rápido por sus venas,
las palabras se le atropellan en la boca, puedes escuchar los latidos del
corazón acelerados. Es como si no fuera
a parar nunca de hablar.
Te cuenta de la experiencia de cómo aprendió a bucear, de lo que sintió al
beber sangre de culebra, de cuando navegó por un río lleno de lagartos, de cómo
perdió el miedo al mar.
Y mientras más viaja más quiere ir a lugares remotos, distantes, a conocer
culturas completamente diferentes a la de él o ella. Esa persona que ha viajado
ha visto la pobreza en su máximo esplendor, ha comido en las chozas más
humildes con las personas más ricas en espíritu, ha compartido con gente rica y
se ha deleitado de placeres de lujo, se ha hospedado en los hostales más
baratos sin las necesidades básicas (sin baños o agua) como se ha hospedado en
hoteles de 5 estrellas, ha experimentado los mejores masajes y ha caminado por
las calles más desoladas o por los bulevares más elegantes.
La persona que ha viajado se conforma con lo mínimo para vivir. Es feliz con lo que tiene y lo que encantaría
es tener más dinero para viajar y poder conocer todo el mundo si es posible.
Esta persona tiene muchos amigos en Facebook o Twitter de diferentes partes
del mundo. Algunos de ellos solo los ha
visto una sola vez pero él o ella saben que si se da la oportunidad de volver a
ver a esa persona, serán los mejores amigos y compartirán anécdotas y
experiencias formidables.
La persona que viaja no tiene miedo de aventurar, de hacer cambios
drásticos en su vida, de dejar el confort del hogar o de un empleo por lanzarse
a la aventura de lo desconocido. Va
contra la corriente de lo que la gente cautelosa le dice que debe o que no debe
hacer. Tampoco tiene miedo de probar las comidas más exóticas. No le da miedo enfermarse en lugares donde no
conoce el sistema hospitalario o donde la medicina sea escasa. Puede pasar tres días en cama casi muriéndose
pero al recuperarse cuenta sobre su mala experiencia con una sonrisa y como una
aventura más.
La persona que viaja no es materialista.
Prefiere tener una cinta fabricada a mano en Nepal que un Rolex. Prefiere buenos zapatos para escalar que
zapatos de diseñador Italiano. Es muy
probable que no haya comprado una casa en su vida y no le interese. Es muy probable que haya hecho cualquier
trabajo desde lavar platos hasta ser Gerente de Mercadeo. No se casa a la edad
que los demás lo hacen y no comprende por qué el apuro. Cuando lleva mucho
tiempo haciendo lo mismo se aburre, se siente inconforme, siente unas
cosquillas en los pies que le piden salir de la rutina y buscar la aventura.
Al viajero lo reconoces porque lleva su botella de agua, sus zapatos para
caminar largas distancias, su mochila grande o pequeña, su capa en contra de la
lluvia, su guía turística y su repelente de mosquitos a la mano.
Cuando hablas con la persona que viaja te hace viajar a través de sus ojos o
anécdotas pero te hace sentir tan en casa, tan familiar. Estas esperando hablar con él o ella o estás
esperando que viaje de nuevo porque quieres ver o escuchar de sus nuevas
experiencias.
Esta persona seguramente se casara con alguien viajero como él, pero no será
una boda común y corriente sino una boda de aventura ya sea en un globo al
amanecer por Capadocia, Turquía o una boda con aborígenes en las playas de
Australia. Es posible que haya vivido o que se mude en un futuro a vivir a
otros países y cuando tenga hijos les pondrá nombres de personas o lugares que
le traen recuerdos de viajes. A sus
hijos también les inculcará el hábito de viajar y es probable que a lo mejor
los lleve a vivir a otros países o les enseñe otros idiomas desde pequeños.
Su visión de la vida es de aventura, de conocimiento, de buscar nuevos
horizontes, de encontrar el regocijo en cosas mínimas, de gozar la sonrisa en
la gente, de traer alegría a los que lo rodean.
Sus sueños, que no son pocos, siempre los alcanza y cuando parece que lo
ha logrado todo viene con un sueño más grande o más profundo.
Esta persona te hará salir de tu zona de conformidad y te hará hacer o
pensar en hacer cosas absurdas como tirarte en un Bungee Jumping o escalar un
volcán en erupción. Te hará ver la
belleza de una simple piedra o la posibilidad de hacer tus sueños realidad si
tan solo te atreves y te quitas el miedo.
¡Viaja tú mismo y compruébalo! Verás la vida de otra manera, ampliarás la
perspectiva y los horizontes y verás que las cosas conocidas por toda una vida
no son lo que parecen ante tus ojos. ¡Viajar
es vivir!
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