Casualmente estaba
en Guatemala cuando fue 20 de diciembre del 2012, día en el que era la
culminación de 13 Baktunes según los Mayas. El día 21 de diciembre
comenzaba la nueva Era o el nuevo Baktún.
Era un día
importante a nivel mundial ya que mucha gente alrededor del mundo pensaba que
era el fin del mundo y se habían preparado para ello. Otros creían que ovnis iban a inundar el
cielo y algunas cosas extrañas iban a suceder, en especial en Guatemala. Otros creían que los Mayas que desaparecieron
hace siglos atrás, iban a regresar de la quinta dimensión y se llevarían a la
gente que estaba preparada para viajar con ellos.
Habiendo
tantas expectativas y presagios, me dirigí a Tikal, la ciudad Maya más importante
de Guatemala, junto a mi padre. El
camino en bus desde la ciudad de Guatemala hasta Santa Elena, Petén era de 8
horas. Lo hicimos de noche. Llegamos a Santa Elena en la madrugada del día 20 de
diciembre. Yo había leído en el
periódico que los actos y ritos de los Mayas iban a ser desde las 4 de la tarde
del día 20 hasta las 6 de la mañana del día 21.
Después de descansar por unas horas, conseguimos
transportación desde Santa Elena hasta Tikal alrededor de las 5 de la
tarde. El viaje duraba más o menos una
hora.
Mi papá y yo
estábamos a la expectativa de ver que era lo que ibamos a encontrar. Yo me imaginaba a un grupo de personas
esperando a los ovnis con carteles y vestidos estrafalariamente como en la película
de Mars Attack (Marte Ataca). O a otro
grupo de personas esperando a los Mayas con sus valijas listos para ir a la
quinta dimensión. Sin ir muy lejos, mi
padre me había dicho hace un año atrás que él creía en ello, aunque conforme se
fue acercando la fecha fue dudando de la veracidad de los hechos. Entonces lo de irse a la quinta dimensión se
volvió broma. En el camino yo iba diciéndole:
“¡Vengo
a Tikal a ver si de verdad te vas a la quinta o no!”.
Al llegar a
Tikal encontramos una parte iluminada que parecía ser el lugar de los
actos. Esa parte estaba cerrada al público. Era solo para periodistas y gente VIP. Nos dijeron que nos dirigiéramos a la plaza
central de Tikal. Después de caminar en
la oscuridad por más o menos 45 minutos encontramos la plaza central de Tikal
completamente iluminada y llena de gente.
Al observarla, la parte central de la plaza estaba acordonada y
custodiada por guardias de seguridad.
Enfrente del Templo I mejor conocido como el Gran Jaguar, había una
tarima donde se realizaban los actos.
Enfrente de la tarima estaba el agujero en el suelo donde los Mayas
realizan sus rituales en cualquier época del año y después de un gran espacio,
habían sillas con manteles blancos
perfectamente alineadas para la gente VIP.
Los espectadores
estaban alrededor, sentados en lomas enlodadas o en las ruinas. Mi padre y yo no sabíamos donde ubicarnos
para poder ver mejor porque realmente no se miraba casi nada. La parte con la mejor vista estaba
acordonada. Del lado donde los espectadores
estaban sentados había una gran pantalla y varias estructuras que impedían ver
los actos de la tarima con facilidad. ¡Que lástima no ser VIP!, pensé yo.
A la media
hora después de que mi padre y yo llegáramos sucedió algo que en su momento no
comprendí: hombres Mayas cargaban una
marimba en sus brazos mientras que otros la tocaban. Los Mayas que parecían ser los líderes,
quemaban incienso y pedían permiso para pasar al centro de la plaza para ir al
agujero que usan para realizar ritos. Los guardias de seguridad dijeron que no
estaba permitido entrar.
De repente veo a algunos espectadores dirigirse al lugar y
ponerse detrás de los Mayas. Empezaron
a gritar: “¡Déjenlos pasar! ¡Déjenlos pasar!”. En menos de dos minutos los Mayas estaban
rodeados por alrededor de 200 personas y los guardias no sabían que hacer para
detenerlos. Los gritos no cesaban y
estaba claro que las personas que estaban detrás de los Mayas no iban a ceder
ni a callarse.
Los guardias
no aguantaron la presión y los dejaron pasar.
Los Mayas se dirigieron al agujero para realizar sus ritos y los demás
espectadores invadieron todo el centro de la plaza para tomar fotos o
sentarse. Los espectadores que nos
habíamos quedado observando empezamos a invadir el centro de la plaza
también.
Mi padre y yo
empezamos a tomar fotos cuál turistas y entre la multitud reconocí a Ranferí
Aguilar que es miembro del grupo guatemalteco de música conocido como Alux Nahual. Mi padre y yo empezamos a hablar con Ranferí
que nos contaba que tenía que tocar música en los actos siguientes pero no
sabía si se iba a poder ya que la plaza se había llenado de espectadores.
No ví entre
los espectadores ninguno de los grupos de gente extraña que yo esperaba. Nadie tenía carteles, ni ropas estrafalarias,
mucho menos valijas.
Los guardias
empezaron a negociar con nosotros, a decirnos que los actos tenían que
continuar porque se iban a transmitir por televisión a nivel mundial. Era un día importante para Guatemala ya que
era la oportunidad de demostrarle al mundo nuestra cultura. Aceptamos quedarnos
a un costado de las sillas VIP y desocupar el area donde los actos se iban a
llevar a cabo. Costó más o menos una
hora ordenar a toda la gente y dejar el centro de la plaza desocupada de
nuevo.
Después de
unos cuantos minutos de espera la gente VIP empezó a llegar y entre ellos
estaba el Presidente de la República, Otto Pérez Molina. Llegó con su familia y un sequito de gente
elegante y pedante que nadie sabía quien era o por qué era considerada gente
VIP.
A las 9 en
punto de la noche empezó de nuevo la transmisión televisada. La música sonaba y los supuestos Mayas
comenzaron a emerger de detrás del Gran Jaguar.
Trajes de colores impresionantes, bailes ensayados con pieles de jaguares,
plumas exóticas, rostros pintados, escudos, lanzas, fuego, incienso, con temas
como la fertilización, el intercambo comercial, la guerra. Los supuestos Mayas eran más blancos que la
leche y además eran altos. De repente me
sentí en Hollywood. Estábamos
enseñándole al mundo de nuestra cultura pero la mayoría de los actos no tenían
absolutamente nada que ver con los Mayas.
Eran puros actos para impresionar a los VIP y a un mundo que, al no
saber nada de nuestra cultura, cree que de verdad los Mayas son así.
He de decir
que el único acto entre todo este circo que podría asociar con los Mayas es el
acto que presentó el Ministerio de Cultura sobre el juego de la pelota. Lo demás me pareció -y no solo a mí- Hollywoodense.
Ver para creer. Pantomima barata y una
burla para nuestros ancestros, los verdaderos Mayas.
La música fue
espectacular y bella, no tengo nada que decir en contra de ella. Lo que si he de decir, es que algunos de los
músicos estaban vestidos estrafalariamente.
Ningún Maya se vestiría de esa manera.
Es más, no he visto a ninguna de las etnias de Guatemala con esa
vestimenta. Hubiera sido hermoso si se hubieran
vestido con los trajes típicos de las diversas regiones de Guatemala.
Los actos se extendieron hasta las 12 de la noche. A las 11:45 los verdaderos
Mayas estaban preparándose para volver entrar.
Prepararon su marimba y sus demás suplementos para hacer sus rituales. Los guardias les suplicaban que se esperaran
a entrar hasta que el último acto acabara.
No querían arruinar la transmisión televisada con su entrada fuera de lo
planeado. Había que dejarle una buena impresión
al mundo. Los verdaderos Mayas respetaron hasta el final los actos
Hollywoodenses. El ultimo acto era un
niño vestido de indígena que daba un mensaje de amor y paz. Un discurso ensayado y trillado. La gente VIP y el mundo quedaron contentos y
satisfechos.
Al terminar
de transmitir en la televisión dejaron entrar a los verdaderos Mayas que
empezaron a hacer sus rituales en el mismo lugar. Los curiosos y la televisión rodearon a los
Mayas que lo único que querían era hacer sus rituales. Los Mayas Hollywoodenses hicieron una sesión de fotos en el
Gran Jaguar. Los VIP se fueron. La
mayoría de las televisoras que transmitían se fueron también.
De repente
todo el ambiente del lugar cambio. Era
sereno, menos estirado, espiritual. Los
Mayas tocaban su marimba y hacían sus rituales mientras preparaban una
fogata. Al terminar sus rituales
comenzaron a bailar al ritmo de la marimba.
La fogata estaba en su apogeo y todos los presentes pasamos de
espectadores a participantes. Aunque cansados no podíamos dormir. Un par de canales de Guatemala se aseguraron
de transmitir lo que sucedía a esa hora.
Yo me senté por largo rato a observarlo todo. Me caía del sueño pero era tan hermoso que no
quería perdérmelo. El cielo estaba
estrellado y despejado y aunque hacía un poco de frío se sentía fresco.
Algunos
pasamos toda la noche en vela, como mi padre y yo, ya que no habíamos llegado
preparados para dormir con carpas, comida, etc.
Mucha gente llegó con todo el equipo y pudieron dormir unas cuantas
horas. Yo jodía a mi padre que no venían
los Mayas que vivían en la quinta dimensión por él. La única preparación que mi padre y yo
tuvimos fue llevar media botella de ron que nos tomamos a la salud de los Mayas
que nunca llegaron de la quinta.
Los verdaderos
Mayas tocaron y bailaron marimba toda la noche.
En un momento mágico de la noche me acosté a ver las estrellas. La marimba sonaba al fondo, los ruidos de la
selva petenera se mezclaban con las voces de los noctámbulos. Se sentía una energía positiva pero sobre
todo una paz. No quería estar en un
ningún otro lugar que no fuera ese. Sin
plumajes, trajes, discursos, bailes ensayados, los verdaderos Mayas habían
logrado enseñarnos la importancia del cambio de Era. Nos dieron una esperanza de que lo que viene
son tiempos mejores, que estaremos con más energía y que sucederán cosas buenas
en nuestras vidas.
Estuvimos
despiertos hasta ver los primeros indicios del amanecer. Los Mayas realizaron nuevamente rituales, esta
vez por el primer amanecer de la nueva Era.
Mi padre y yo habíamos decidido irnos al Templo No. IV que tiene 64 mts.
de altura y del cuál, al estar arriba,
se pueden ver los demás templos y lo extensa que es la selva petenera. Ibamos con un grupo que se dirigía también
para allá cuando nos encontramos a unas personas que venían del Templo No.
IV. Nos dijeron que guardias custodiaban
fuertemente el templo ya que el Señor Presidente subiría a ver el amanecer
desde ahí.
Regresamos a
la plaza mayor y vimos al Presidente caminar entre la gente con los reporteros de
la televisión siguiéndolo por todos lados.
El Presidente se acercó al lugar donde los Mayas hacían sus rituales y
pretendió interesarse por ello. Estuvo
ahí por escasos 15 minutos.
Mi padre y yo
subimos hasta arriba del Templo No. II que queda exactamente enfrente al Gran
Jaguar. Desde esa altura podía observarse
todo. Los verdaderos Mayas haciendo sus
rituales, la música de la Marimba sonando, los juegos de luces, la gente. El amanecer con ese escenario fue algo especial. Agregando el trino de los pájaros que
despertaban, realmente se sentía el comienzo de una nueva Era, de una excelente
Era para toda la humanidad.
Me alegro saber
que aunque en este mundo hay muchas personas que les gusta pretender y les
gusta lucirse ante los demás, todavía hay gente humilde y auténtica que lo
único que quiere es vivir en paz y armonía.
Agradezco a
mis hermanos, los verdaderos Mayas, por esta experiencia tan sublime.
Los Supuestos Mayas
Que entretenido, me gusto leer tu artículo Silvia.
ResponderBorrarQue bonitas reflexiones, me gustaría mucho poder publicarlo en mi blog http://espiritualidadmaya.blogspot.com/. Podes escribirme a info@espiritualidadmaya.org
ResponderBorrarGracias