- ¿Tiene que ser ahora? Estoy ocupado tratando de terminar la contabilidad de los Hnos. Minelli. Ya sabes lo quisquillosos que son y mañana temprano tengo una cita con ellos.
- Es algo muy importante que no puede esperar
- ¿Tan importante que no puede esperar para mañana?
- Tan importante que no puede esperar ni una hora.
- Bueno, esta bien. A ver ¿De qué se trata?
- Verás...tenemos un problema grave
- ¿Tu y yo?
- Tu y yo y el resto de la familia.
- ¿Y que és?
- Pues bueno, déjame decirte que lo que te voy a decir es un poco fuerte. A mi me agarró de sorpresa y no tengo la menor idea de como manejar la situación. En fin...se trata de Olguita.
- ¿La expulsaron otra vez del colegio? Porque si es eso ¡No quiero saber nada más!
- No Carlos, no es eso. ¡Ojalá fuera eso!
- ¿Y entonces que es? ¡Anda mujer termina de hablar!
- Eso es lo que quiero hacer. A ver...Olguita...está embarazada.
- Si, si te escuché pero no sé que decirte.
- Yo lo sé...
- ¿Pero quién es el desgraciado que se ha cargado el futuro de nuestra hija?
- No me quiere decir.
- ¿Será el desgraciado de Roberto Manuel?
- No, él se cambió de ciudad. ¿No te acuerdas?
- Mmm
- Carlos...¿Qué hacemos?
- ¡Que mire que hace ella! ¿Por qué nosotros tenemos que cargar con este problema?
- Porque es nuestra hija, vive bajo nuestro techo y apenas tiene 15 años.
- ¿Le dieron en la escuela educación sexual?
- Quien sabe
- ¿Nunca hablaste con ella de sexo?
- No ¿Y tú?
- ¡Es tu obligación mujer!
- ¡La tuya!
- Que más da. ¿Dónde está ella?
- Está ya dormida, se sentía muy cansada la pobre. Tiene mucha fatiga.
- ¿Cuántos meses de embarazo?
- Tres...casi cuatro.
- ¿Conoces alguna clínica de aborto?
- ¿Cómo crees? ¡Por supuesto que no!
- Yo creo que Felipe tuvo el mismo problema con Isabelita. Le voy a preguntar a dónde la llevó.
- ¿No es eso peligroso?
- ¿Yo que sé? Pero ¿Qué prefieres? Que tenga a su niño y esté a cargo de él cuando ni siquiera puede cuidarse a si misma o ¿que lo aborte?
- La verdad es que no sé. Tengo un dolor de cabeza desde que me dió la noticia que no puedo ni pensar.
- ¡Deja que la vea! ¡Y al mal parido que hizo esto le voy a caer a golpes! ¡Infanticida!
- ¡Hay Carlos, ni sabemos ni quién es! Y a lo mejor es de la misma edad.
- ¡Maldito cerdo! ¡Y Olguita una puta!
- ¡Por favor Carlos!
- ¡Si no estuviera embarazada le daría una tunda que la dejaría coja!
- Eso no va a arreglar el problema. El problema es grave y tenemos que tomar una decisión de inmediato.
- ¿Sabes qué? ¡Déjame! Voy a terminar lo que estoy haciendo y despertamos a Olguita. Quiero saber quién es ese animal.
- Piensa en tu nieto Carlos. Olguita necesita descansar.
- ¡Qué nieto ni que ocho cuartos!
- Bueno...lo que sea, piensa en el bebé.
- Mejor vete que ya no quiero hablar.
- Siempre arreglas todo con tu silencio.
- ¡Déjame mujer! ¡Yo arreglo lo que sea como me dá la gana!
- Esta bien Carlos, te dejo. Pero sabes que esta conversación no se puede dejar sólo así como haces con todas las demás. Esta vez, tenemos que tomar una decisión por el futuro de Olguita.
- ¿No te has ido todavía?
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