Despierto con la lengua pegada en el paladar y el dolor punzante que hace que mi cabeza crezca y se reduzca a cada segundo. Tengo sed. Estoy todavía mareada de anoche ¿Qué fue lo que sucedió? Pareciera que me pasó un tren encima. Y con los ojos cerrados aún, me quito las sábanas de encima y ciento el calor de un cuerpo a mi lado. ¿Quién está a mi lado?
Abro un ojo y veo el techo blanco con la lámpara de cristal gigante pero no la reconozco ¿Dónde estoy? Después de limpiarme los ojos para poder bien, veo sábanas rojas y la espalda de un hombre moreno a mi lado. Pero ¿Quién es? No recuerdo nada de la noche anterior.
Me da un poco de vergüenza mientras me siento en la cama e inspecciono el lugar: Una habitación que es más grande que mi apartamento, grandes ventanales que demuestran que estamos en un nivel elevado (veo el edificio de enfrente, espero no haber dado un espectáculo), al pie del ventanal un jacuzzi que al parecer usamos la noche anterior (veo copas y una botella de champagne vacía y tirada al lado. El Jacuzzi todavía está lleno de agua). El piso está alfombrado de color gris y nuestras ropas están regadas por toda la habitación.
Con cuidado me bajo de la cama (que es tan grande que pudieran caber diez personas) y zigzagueando empiezo a recoger una a una mi ropa, tratando de no despertar al moreno. Al llegar del lado del jacuzzi y recoger mi tanga, veo al chico. ¡Nada mal! Si que tengo buen gusto aún estando con unos tragos encima. Al ver su rostro me vienen flechazos a la memoria de la noche anterior: Una mirada penetrante de él desde el otro lado del bar y yo correspondiéndole con una sonrisa, un Bloody Mary que ordené y ya estaba pagado por él, una conversación en la mesa del fondo del bar, besos clandestinos, una mano en mi muslo, risas en las escaleras, cachondeo en el elevador, ropa volando por la habitación, burbujas en el jacuzzi. ¡Si es que pasé una noche fantástica!
Se le ve tan sexy durmiendo que a mí me dan ganas de más. Empiezo a dejar toda mi ropa donde la encontré y me deslizo de nuevo entre las sábanas. Lo abrazo y espero.
Después de veinte minutos él se mueve y siente mi brazo en su cintura. Pone su mano sobre la mía entrelazando los dedos. De repente se pone tenso (estará pensando en quién soy yo), despacio se da vuelta y yo me hago la dormida. Me pongo nerviosa de saber como va a reaccionar. Pasan unos minutos mientras me observa y pone el dorso de su mano en mi rostro acariciándolo. Me muevo un poco y abro los ojos como si su caricia me despertara.
Por cierto…¿Cuál era su nombre?
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