lunes, 5 de septiembre de 2011

Yo amo a dos hombres



Estoy fundida entre dos amores, dos pieles, dos hombres.  Nunca imaginé que se podía llegar a amar a dos personas al mismo tiempo.  Sí, los amo a los dos, por ser tan distintos y por darme cada cuál a su manera lo que necesito.

Mi amor de toda la vida es Román, no muy guapo ni muy feo, un chico normal.  Es agradable, no se mete en problemas, es social, trabajador, honrado y honesto. Un poco tímido y reservado.  Llevamos casi diez años juntos y nos complementamos a la perfección.  El me conoce mejor que nadie y cuando me dan mis ataques de furia, sabe como calmarme o confortarme.  También me ayuda a controlar mis impulsos ya que yo no los puedo controlar.   Es el tipo de hombre que goza de un buen vino y comida complementada con una buena conversación.  Casi nunca se enoja y casi nunca peleamos.  En fin, el hombre perfecto.

Hace unos meses que conocí a Renato.  El es el bartender de un bar que empecé a frecuentar al otro lado de la ciudad.  Es diez años más jóven que yo, muy atractivo y guapo, sabe como utilizar sus encantos.  Vive la vida con intensidad, le gusta llevarlo todo a un extremo.  Le encanta las copas, la fiesta y la algarabía.  Tiene un fuego que no se extingue por nada:  besa, ama, baila, ríe, dándolo todo.  Es impulsivo, como yo,  le encanta darle rienda suelta a nuestros impulsos.  No le importa que comer o que beber, la cosa es divertirse.  Es explosivo de carácter, podemos tener una pelea inmensa para terminarla haciendo el amor como nunca.  Es el típico chico malo del cuál mi madre me advirtió. 

No era mi intensión serle infiel a Román, pero después de tantos años juntos me hacía falta un cambio, una chispa, una ilusión.   Renato me hace sentir la mujer mas bella del planeta y que soy la mujer que todo hombre quiere tener.  A Román le tengo que sacar con cuchara que me diga si me veo bien o no.

Román ha notado cambios en mi persona y me ha preguntado a que se debe.  Del por qué estoy más alegre, del por qué me arreglo más.  Yo le digo que como estoy sobre los cuarenta quiero sentirme más jóven arreglándome más.  Tengo que cuidarme de que no se dé cuenta de la realidad porque no puedo dejar a Renato.  Se ha vuelto una obsesión para mi ir a ese bar y verlo.  Me pongo celosa si lo veo hablando con otra chica.  Lo quiero solo para mí.  Y aunque él sabe que soy casada no me lo ha echado nunca en cara.

Los amo a los dos por ser tan distintos y por llenar mi vida de diferente manera.  ¡Si pudiera hacer una fusión de los dos!  No puedo vivir sin ninguno de ellos, sería muy infeliz si tuviera que dejar a alguno.  Me pesa no amar a Román completamente ni darme al cien por ciento.  Así como me pesa no ser sólo de Renato y dejarme llevar.

Con Renato nos divertimos mucho, la pasión y la entrega es total.   Me hechiza su imponente presencia.  Me entrego sin restricciones y estoy dispuesta a experimentar.   En cambio con Román todo es más metódico y rutinario pero más tierno.  Me gusta estar en sus brazos y besarnos incansablemente mientras estamos desnudos. 

Lo que si estoy segura es que a los dos los amo profundamente.  A Román por ser mi media naranja, mi hombre ideal, mi fuerza para seguir, el que me cuida.  A Renato por hacerme sentir mujer, por llenarme con sus melozas palabras, por hacerme dejar llevar en el laberinto de los deseos.

No sé si estoy haciendo bien o mal lo que sé es que por los dos tengo sentimientos.  No puedo apartarme de ninguno de los dos por mucho tiempo. 

Mientras se pueda seguiré amándolos a cada uno de diferente manera.  Dividiendo mi amor entre los dos.  Amándolos por lo que son.

1 comentario:

  1. Pero mira que os gustan los macarras de barrio...

    Si esto viene desde "Star Wars": Lucas os creó al principito perfecto, un rubito noble y bueno que era el sueño de toda madre...

    ¿Y de quién os enamorasteis? Del macarra galáctico con amigo peludo (el Harrison Ford es mucho Harrison Ford, también es verdad :-)).

    Buen texto: bienvenida a casa :-))

    Paquito.

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