miércoles, 30 de enero de 2013

Cosas que recuerdo de los años 90's



Recuerdo que recibimos los 90’s con Vinicio Cerezo como Presidente.  Recuerdo que para las Navidades  se organizaban conciertos en el Parque Central de parte del gobierno.   Eran pequeñas tarimas regadas por el Parque Central y por la 6ta Avenida de la zona 1.   Recuerdo haber visto por primera vez a Ricardo Arjona ahí habiendo unas tres o cuatro personas de espectadores.   También recuerdo haber visto a Saúl de los Caifanes (ahora Jaguares) cantando sensualmente.   También me gustaban mucho los coros navideños.

Recuerdo que a principios del año 90 se hablaba mucho de la caída del muro de Berlín.  Yo no entendía por qué tanto alboroto por un muro.  

Cuando el 12 de noviembre de 1,990 se anunció que Milli y Vanilli no eran los verdaderos cantantes sino otros.  La decepción y el sentimiento de traición que nos embargó a los jóvenes.

Recuerdo haber trabajado de vacacionista en los almacenes Distefano y Taxi.


Recuerdo haber usado “copete” y ropa estilo “Flans”, también usé los pantalones rotos, los tennis con la lengua de fuera y la bandana en la cabeza como los Menudo.  Recuerdo que ponerse una cruz como arete en el lado izquierdo era un acto de rebeldía que me encantaba. También los botones que se ponían en la ropa y que llenábamos las chaquetas de lona o la mochila con ellos.


Recuerdo haber escrito poemas de amor y venderlos para que mis amigas se los dieran a sus novios.

Recuerdo los casetes ( o tapes) y las grabadoras.  Que grababa canciones de un programa de la FM 95 los jueves por la noche.  Que le daba vuelta a la cinta para escuchar si eran canciones satánicas.   Mi casete favorito era de la música de Skid Row y de Bon Jovi.  Que estaba de moda llevar las grabadoras al hombro  por la calle y escuchar la música a todo volumen.

Recuerdo como me gustaba comerme los tapones de los lapiceros BIC.

Recuerdo los repasos (fiestas en casas).

Del programa radial de Fernando (¿era Alcázar?) por las mañanas y sus saludos de cumpleaños.  Recuerdo que me dio el mejor saludo por mis 15 años y lo grabé en un casete.

Me recuerdo de mi manía de comer banano bañado con leche en polvo.

Recuerdo el eclipse solar del 11 de julio de 1,991.  Recuerdo la superstición de la gente, que ese día no fuimos a estudiar y muy poca gente fue a trabajar.  Recuerdo haber caminado por las calles de la zona 1 antes del eclipse y sorprenderme de ver las calles completamente vacías.   Recuerdo haber visto el eclipse en un recipiente lleno de agua porque se tenía la creencia que si uno lo veía de frente se quedaba ciego.

Recuerdo que tenía amigos antibreaks y que a una cuadra de mi colegio estudiaban los del Instituto Aqueche, considerados como breaks.   Recuerdo a mi amiga Amanda Lucía haberse enamorado de un break y que se veían a escondidas porque su hermano era antibreak   (para los que no crecieron en Guatemala, los breaks eran los que estudiaban en las escuelas públicas y vivían en las zonas marginadas o peligrosas de la ciudad.  Se distinguían porque usaban los pantalones y las camisas doblados o arremangados y una cinta en la frente.   Los antibreaks eran los que estudiaban en colegios y vivían en mejores zonas.  Se peleaban con los breaks por ser los choleros o cholos o la escoria de la sociedad).

Recuerdo haberme cambiado de colegio al Centro de Estudios Winbridge (otro colegio de niñas).  Recuerdo a Miss Sonia, Miss Betty, Miss Olguita, Miss Tetze, Teacher Eddy, Miss Edith, Teacher Amorín y a mis compinches y grupo de amigas Chiqui, Mónica Ch., Mónica C., Gaby, Claudia, Glenda , Fabiola y Amanda.  Que nos llamaron varias veces a la dirección porque éramos un tanto revolucionarias o traviesas.  La mejor de todas: Cuando creyeron que íbamos a poner una bomba en el colegio. 
 
Recuerdo que Fredy Mercury murió el 24 de noviembre de 1991, un día antes de mi cumpleaños número dieciocho.  Me afectó tanto su muerte que cancelé mi fiesta de cumpleaños.



Recuerdo la eternal rivalidad entre los estudiantes del San Sebastián y el de los del Liceo Guatemala.  Recuerdo que en los desfiles del día de la Independencia las chicas le hacíamos “valla” (ir agarradas de la mano a la par del desfile) ya fuera  a uno u otro colegio.  

Recuerdo las palabras que estaban de moda en los 90’s:  capiusa (no ir al colegio)  agarre (alguien a quien besábamos pero no era nuestro novio) traído (novio) ¡Que heavy! (expresión para expresar que era algo bueno o algo buena onda) que mango (que guapo) estoy colgada (estoy enamorada)  que hueva (que aburrido).

De la primera vez que me enamoré en mi vida, fue a los 14 años de Héctor. De lo mucho que sufrí cuando se hizo novio de otra.  Y de lo mucho que quise darle un beso y nunca pude.  (QDEP).

De lo que a las adolescentes nos gustaba la novela Quinceañera.

De Luis, un chico guatemalteco acabado de venir de Londres y del beso que nos dimos a mis quince años.

Del arreglo de rosas rojas que recibí para mis quince años.

Recuerdo que a mis dieciséis años mis amigas Claudia y Gaby engañaron a mi madre diciéndole de que tenían en la casa de Gaby una fiesta sorpresa para mí (mi mama no me dejaba salir casi nunca, por eso la excusa). Mi madre me dejó ir con la condición que llegáramos antes de las 11 de la noche.  Luego a la mamá de Gaby le dijimos que íbamos a Burguer King con mis primos y a la mamá de Claudia le dejamos una nota que íbamos al cine.  Italo, Piwi y Marlon eran mis supuestos primos que en realidad eran nuestros agarres.  Nos fuimos de fiesta y desafortunadamente Gaby se emborrachó con el Piwi bebiendo una botella de vino entre los dos.  Estuvimos intentando quitarle la borrachera a Gaby con sopas y café.  Cuando me iban a dejar a casa un poco antes de las 11 de la noche mi mamá estaba en la puerta esperándome con la paleta y el cincho. Le dije a Italo que siguiera de largo y no me dejara. Ahí supimos que nuestras mamás se habían comunicado entre sí.  Decidimos que si nos iban a regañar, que nos regañaran por algo y continuamos la fiesta a las 3 de la mañana.  De cuando regresamos….se los dejo a su imaginación.

Recuerdo las kermeses de los colegios Liceo Guatemala, Liceo Javier y Don Bosco.  Las capiusas y que los puntos de encuentro eran en McDonalds de la Zona 1.  Recuerdo haber perdido un examen de francés y el cumpleaños de mi mamá por haber ido a la kermes del Liceo Guatemala.  

Recuerdo haber sido de las primeras cheerleaders del colegio y haber ganado el tercer lugar en el concurso de cheerleaders del Don Bosco del 26 de Julio de 1992.  

Recuerdo el Rap y sus raperos más conocidos:  MC Hammer, 2 Unlimited, Snap, Technotronic, The Real McCoy, Marky Mark and the Funky Bunch.  La canción Ice Ice Baby de Vanilla Ice, la canción de Jump de Kriss Kross, la canción de O.P.P.  de Naughty by Nature, la canción de Baby Got Back (¡I like big butts and I cannot lie…!) de Sir Mix A lot, la canción de Wild Thing de Tone Loc, la canción de Mr. Vain de Culture Beat, la canción Gansta’s Paradise de Coolio. Recuerdo haber aprendido a bailar como rapera.  Recuerdo haber usado tights y pantalones flojos como los raperos.

Recuerdo a mi amigo Italo morderme al cuello porque sonaba la canción Love Bites.  Así nos conocimos.

Recuerdo los zapatos Reebook y los zapatos con luz alrededor de ellos. 

El primer Nintendo y Mario Bros,  de la primera computadora con los diskettes, del telex y del primer teléfono inalámbrico y como pesaba.


Recuerdo haber jugado güija en el colegio y que al ver que algunas compañeras se estaban sugestionando mi amiga Claudia y yo confesamos a la directora lo que habíamos hecho para que no nos echaran del colegio. Nos llevaron a una iglesia para exorcizarnos.  El padre no nos encontró “el Diablo”. 

Recuerdo haber salido corriendo del colegio para ver qué chicos estaban afuera esperándonos.

De la primera vez que fui a una discoteca: se llamaba Casatschok y quedaba en Panajachel.  Tuvimos una excursión con algunas ex-compañeras y amigas del colegio por motivo de haber terminado los básicos y empezar el diversificado.  

Recuerdo a los lagartos de Cobán.

Recuerdo que mi amigo Armando me introdujo a la música de Depeche Mode. Enjoy The Silence y Policy of Truth estaban de moda.

Recuerdo a las Spice Girls, los New Kids on the Block, Britney Spears, Cristina Aguilera, Back Street Boys,  Justin Timberlake, En Vogue y Will Smith.

Recuerdo a Metallica, Bon Jovi, Poison, Red Hot Chili Peppers, Aerosmith, Skid Row, Def Leppard, Winger, Nirvana, Pearl Jam, Guns n’Roses, Radiohead, U2, The Offspring, AC/DC, Scorpions y Simply Red.

Recuerdo la canción I’m Too Sexy de Right Said Fred, los primeros gays declarados.

Recuerdo como mi mamá me prohibió escuchar las siguientes canciones: Losing my Religion de R.E.M., I want your Sex de George Michael, All I Want to Do is Make Love to You de Heart, Hacer el Amor con otro de Alejandra Guzmán, Let’s talk about Sex de Salt-N-Pepa, por ser canciones inapropiadas y antireligiosas para una adolescente. 

Me recuerdo de una tienda de música en el edificio de la 10 Calle y 6ta Avenida de la zona 1, en el sótano, y era la única que vendía música, posters y botones de rock.

Recuerdo a Ricky Martin con cabello largo, de lo sexi que era Emmanuel, de como me gustaba el disco 10 de Timbiriche, de como me gustaban todos los chicos de los Garibaldi, de todas las canciones de Magneto en especial la de Vuela Vuela, de Locomía y sus abanicos, de cuando se casó Lucerito con Mijares, de Christian Castro cantando Agua Nueva, de Luis Miguel cortándose el cabello en el video de La Incondicional, de los Muñecos de Papel, de mi amor por Gustavo Cerati de Soda Stereo, de lo que me gustaba el Extraño de Pelo Largo de los Enanitos Verdes, del grupo Identikit y su canción Quiero Parar de Caer, de que me perdí el concierto de Miguel Mateos, de Franco de Vita y su canción No Basta, de todas las primeras canciones de Maná, de la canción de Veni Vidi Vici viviendo de noche.

De los programas de televisión:  V invasión extraterrestre,  Beverly Hills 90210, Cuentos de la Cripta, El Chavo del Ocho, Pinky y Cerebro,  El Show de Xuxa, Nuveluz, Seinfeld, Buffy la  Cazavampiros,  Siempre en Domingo, Sábado Gigante,  21 Jump Street, MTV’s Celebrity Deathmatch, Friends, Saved by the Bell, The Fresh Prince of Bel-Air, Beavis and Butt-Head, South Park, The X-files, Highlander, Melrose Place, Dawson’s Creek, El Renegado, ER y Baywatch (ya no sigo que entonces no termino).



De las películas: The Talented Mr. Ripley, Goodfellas, The Game, ¡The Big Lebowski with the Dude! (mi favorita hasta ahora), Forrest Gump, American Beauty (y como me recordaba a ese profesor que me miraba de esa manera extraña), The Doors (y lo sexi que me pareció Val Kilmer), Pretty Woman, Man of the Moon,  de cómo me gustó la película Cape Fear, Se7en, Thelma & Louise (y que guapo que estaba Brad Pitt), Entrevista con el Vampiro (y el fabuloso papel que hizo Antonio Banderas), de lo que me impactó la película Sleepers, de que no le veía nada de gracia a la película Titanic ni Pulp Fiction, de lo que me gustaron las películas Trainspotting, Matrixx, The Sixth Sense, Face/Off, As Good as it Gets, The Mask (que la ví como veinte veces con mi amiga Claudia), Good Will Hunting, Braveheart, Nothing Hill, The Crow, Meet Joe Black, Schindler’s List, Desperado, Heat, Falling Down (y de las veces que he querido hacer lo mismo), Natural Born Killers, A Perfect Murder, Lolita y por supuesto no puedo olvidar Ghost, Point Break y Speed.

De mi primera borrachera, con mi amiga Claudia, creo que bebimos vodka con Freskitop.

De las discotecas Status, New York, Kalhua y Grillo’s.  

Tengo muchos recuerdos de la plaza Berlín.

Recuerdo el Serranazo que fue el 25 de mayo de 1993.  Del sentimiento de indignación que embargaba a todos los capitalinos y de la incertidumbre de saber que iba a suceder después de que Serrano Elías huyera del país.

De mi primer trabajo como secretaria en una empresa pequeña en la que ganaba apenas Q.600 al mes (US$76.27).

De la primera vez que descubrí la Casbah en la Antigua.

Recuerdo cuando murió Selena el 31 de marzo de 1995 y como impactó a toda Latinoamérica su muerte.

De una vez que me vestí como hombre (jeans, una chaqueta holgada y una gorra para disimular que tenía perlo largo) y entré al Barón Rojo para ver cómo era una barra show por dentro.  De lo mal que bailaban las chicas: sin ganas, sin sonreír, sin gracia y de las ganas que me dieron subirme a mí y enseñarles como se baila de verdad.  Salí desilusionada.

De cuando salió el Walkman y costaba Q.600 (US$76.27) y de que lo compré a cuotas pero fui de las primeras en tenerlo. 

De la Firma de la Paz que fue el 29 de diciembre de 1996.  De la felicidad y esperanza que nos embargaba a muchos guatemaltecos  y de la ceremonia al respecto.  

Recuerdo que la canción de  Tubthumping de Chumbawamba era el himno de casi todos los jóvenes en el año 1997. 



De mi primer viaje de mochilera a Argentina en el año 1,998.

De que Alfonso Portillo ganó las Elecciones Presidenciales de 1,999.

Si te recuerdas de otras cosas, puedes ponerlo en los comentarios.








miércoles, 23 de enero de 2013

Cosas que recuerdo de los años 80's


Gracias a un escrito que leí de Javier Payeras llamado Me Acuerdo (Mi versión al libro de Georges Perec)  y otro con nombre 10 Things 90's Kids Will Have To Explain To Their Children  (“10 cosas que los niños de los 90’s tendrán que explicarles a sus hijos”, del cual no entendí absolutamente nada, por cierto) decidí hacer mi listado de cosas que me recuerdo de los años 80’s y 90's.  

Estas son las cosas que recuerdo de los 80's:

Como estudié en el Liceo Francés había rumores que debajo del colegio había túneles que llevaban al Palacio Nacional. Algunas compañeras del colegio y yo solíamos buscar las entradas a esos túneles.  Pensábamos que quedaban en las habitaciones de las muchachas que limpiaban así que nos hacíamos sus amigas para que nos dejaran entrar a las habitaciones y buscar las entradas a los túneles.  Nunca las encontramos.

Don Victor, el portero del Liceo Francés, la señorita Mala Cara y la señorita Susseth (o Sucell) y su horrible lunar en la cara.

Como Lissy y yo le echábamos harina a los huevos de Carnaval para que se mezclara con la pica pica en el cabello de mis ex-compañeras. Y de como nos divertíamos haciéndolo.

Me acuerdo que mi primer beso fue a los cinco años con un chico huérfano y recuerdo a mi primer amor que se llamaba Yefri Montenegro (lo acabo de buscar por Facebook pero no lo encontré).

De cómo me gustaba llenar el albúm de estampitas “Vida”.



Recuerdo cuando nos teníamos que esconder debajo de los escritorios porque otra vez había bombas y Golpe de Estado (el Liceo Francés queda a dos cuadras del Palacio Nacional).  Recuerdo los vidrios quebrados del colegio y una vez en particular que vi como estudiantes destruían y quemaban un bus a la esquina del colegio y como una señora se había quedado escondida adentro (logró salir con vida).  También recuerdo una vez que un tanque pasó a escasos metros de donde yo me encontraba y varias veces que los adultos me ponían contra la pared o contra alguna puerta para protegerme.  Recuerdo una vez haber encontrado varias Cédulas de Vecindad medio quemadas en el barranco de la colonia Santa Rita II.

Me recuerdo (hasta ahora) de toda la letra de la canción de “Un Soldado es un hijo un amigo un hermano”.



Recuerdo el Palacio Nacional y sus salones de donde mi tío Quique era guía turístico.

Cuando Los Chicos vinieron a Guatemala y como fueron recibidos en el aeropuerto La Aurora (peor que a Los Beatles en los 60’s). Mi mamá no me dejó ir al concierto, lamentablemente.

Recuerdo cuando leí la Mansión del Pájaro Serpiente en una tarde y nadie me creía.

Recuerdo cómo me gustaba ir a Esquilandia y a los resbaladeros del Hipódromo del Norte.  También ir a la zona 13 a montar caballo o a comerme un helado POPs.

Cómo amaba una Banana Split que era un gran lujo para mí.  Todavía la sigo amando.

De las incontables veces que quise aprender a patinar en ruedas y de que nunca pude hacerlo.

Mi hermoso Big Wheel, los odiosos Cabagge Patch Dolls o Repollos (que hasta pesadillas me daban de lo feo que eran), los Care Bears u Osos Cariñosos y mi adicción a ellos, He-Man y Skeletor (¡por el poder de Grayskull!), como envidiaba a las que tenían My Little Pony, como soñaba con ser She-Ra, como odiaba a las Strawberry Dolls o Muñecas Fresitas y a las Rainbow Brites.  Como amaba a Los Picapiedras, El Pájaro Loco, Los Baby Muppets, ¡Thunder, Thunder, Thunder….Thundercats!, La Mujer Maravilla, el Hombre Biónico, Rocky y Bullwinkle, La Sirenita, Mazinger Z, Hawaii 5-0, Candy Candy,  Los Magníficos, Dallas y de la extraña sensación que me provocaba el programa Campiña.



De películas recuerdo que hice cola por horas para poder ir a ver a ET, de como lloré con en Algún Lugar del Tiempo (Somewhere in Time con Christopher Reeve), como odié a los Gremlins y amé a los Goonies. De lo enamorada que estaba de Corey Haim en The Lost Boys y como era la única niña que podía ver películas de horror como Cujo, La Cosa, Poltergeist, Viernes 13, The Hitcher, El Ente y Hellraiser.   Como odiaba a Chucky y como amaba a Freddy Krueger.  Como disfruté de Predator, Aliens, Die Hard, Lethal Weapon y Beverly Hills Cop.  Y de cómo soñaba que me llevaran los extraterrestres como en la película: Encuentros Cercanos del Tercer Tipo (Close Encounters of the Third Kind).



De como nunca me gustó Star Wars. 

De como me gustaba ir a McDonalds con mi tío Quique.

De las Maquinitas y los cines Capitol.

De los helados de hielo a 5 len y el señor con su carrito pasando a la misma hora tocando las campanitas.

De la horrible sopa de cebolla de Maggie que mi tía Sonia solía hacer.  Hasta ahora no la puedo comer.

De mi perro Pettit y de cómo sufrí cuando tuvimos que dormirlo por un accidente que tuvo.

Cuando estuvo de moda el Disco Chino, el Hula Hup y las cintas de colores que se utilizaban en el cabello.

De Enrique y Ana y que me sabía todas las canciones excepto las de las tablas de multiplicar (siempre las odié).

Cuando mi primo Manuel y yo jugábamos en los lodazales, tubos de agua y casas en construcción de la Colonia Pinares del Norte, Zona 18.

Me acuerdo de mis amores platónicos:  Chayanne de Los Chicos, Ralphy de Menudo y Terry de Candy Candy.

De cómo me gustaban los zapatos Kickers.

De cómo me gustaba el grupo Timbiriche.

Me recuerdo de cómo me gustaban las Botonetas, los chicles Corwis (o Corvis) y los chocolates Crispín.

De cómo odiaba los vestidos con vuelos y rosados y combinarlos con zapatos de charol. 

De mis amigos Dennis, Vicky y Sharon.  De mi amor por los colochos (rulos) de George y por lo que me hacia reír Luis.

De mi primera bicicleta y la primera vez que la usé en una bajada. Lo mucho que lloré por el porrazo.

De mi amor por Boy George, Cindy Lauper, Wham y Starship.   De cómo quería ser como Madonna y cantar “Material Girl”.  De mi admiración y amor por Michael Jackson y su baile.



De cuando vi el video Thriller en estreno y de lo que me impactó verlo.

De cómo me gustaba la canción de Billy Ocean “Lover Boy” y la de Phil Collins y Philip Bailey “Easy Lover” sin saber que significaban.

De que me encantaba ver el video de la canción “We are the World, we are the Children”.

No recuerdo más pero si tu si lo haces, te invito a ponerlo en los comentarios.



 








miércoles, 16 de enero de 2013

Baktún 13: Estilo Hollywood vrs. el verdadero sentido de los Mayas





Casualmente estaba en Guatemala cuando fue 20 de diciembre del 2012, día en el que era la culminación de 13 Baktunes según los Mayas.  El día 21 de diciembre comenzaba la nueva Era o el nuevo Baktún.

Era un día importante a nivel mundial ya que mucha gente alrededor del mundo pensaba que era el fin del mundo y se habían preparado para ello.   Otros creían que ovnis iban a inundar el cielo y algunas cosas extrañas iban a suceder, en especial en Guatemala.  Otros creían que los Mayas que desaparecieron hace siglos atrás, iban a regresar de la quinta dimensión y se llevarían a la gente que estaba preparada para viajar con ellos.

Habiendo tantas expectativas y presagios, me dirigí a Tikal, la ciudad Maya más importante de Guatemala, junto a mi padre.   El camino en bus desde la ciudad de Guatemala hasta Santa Elena, Petén era de 8 horas.  Lo hicimos de noche.  Llegamos a Santa Elena en la madrugada del día 20 de diciembre.  Yo había leído en el periódico que los actos y ritos de los Mayas iban a ser desde las 4 de la tarde del día 20 hasta las 6 de la mañana del día 21.

Después de descansar por unas horas, conseguimos transportación desde Santa Elena hasta Tikal alrededor de las 5 de la tarde.  El viaje duraba más o menos una hora.
 
Mi papá y yo estábamos a la expectativa de ver que era lo que ibamos a encontrar.  Yo me imaginaba a un grupo de personas esperando a los ovnis con carteles y vestidos estrafalariamente como en la película de Mars Attack (Marte Ataca).  O a otro grupo de personas esperando a los Mayas con sus valijas listos para ir a la quinta dimensión.  Sin ir muy lejos, mi padre me había dicho hace un año atrás que él creía en ello, aunque conforme se fue acercando la fecha fue dudando de la veracidad de los hechos.  Entonces lo de irse a la quinta dimensión se volvió broma. En el camino yo iba diciéndole:  ¡Vengo a Tikal a ver si de verdad te vas a la quinta o no!”.

Al llegar a Tikal encontramos una parte iluminada que parecía ser el lugar de los actos.  Esa parte estaba cerrada al público.  Era solo para periodistas y gente VIP.  Nos dijeron que nos dirigiéramos a la plaza central de Tikal.   Después de caminar en la oscuridad por más o menos 45 minutos encontramos la plaza central de Tikal completamente iluminada y llena de gente.  Al observarla, la parte central de la plaza estaba acordonada y custodiada por guardias de seguridad.  Enfrente del Templo I mejor conocido como el Gran Jaguar, había una tarima donde se realizaban los actos.  Enfrente de la tarima estaba el agujero en el suelo donde los Mayas realizan sus rituales en cualquier época del año y después de un gran espacio, habían  sillas con manteles blancos perfectamente alineadas para la gente VIP.
 
Los espectadores estaban alrededor, sentados en lomas enlodadas o en las ruinas.  Mi padre y yo no sabíamos donde ubicarnos para poder ver mejor porque realmente no se miraba casi nada.  La parte con la mejor vista estaba acordonada.  Del lado donde los espectadores estaban sentados había una gran pantalla y varias estructuras que impedían ver los actos de la tarima con facilidad. ¡Que lástima no ser VIP!, pensé yo.

A la media hora después de que mi padre y yo llegáramos sucedió algo que en su momento no comprendí:  hombres Mayas cargaban una marimba en sus brazos mientras que otros la tocaban.  Los Mayas que parecían ser los líderes, quemaban incienso y pedían permiso para pasar al centro de la plaza para ir al agujero que usan para realizar ritos. Los guardias de seguridad dijeron que no estaba permitido entrar.
  
De repente veo a algunos espectadores dirigirse al lugar y ponerse detrás de los Mayas.  Empezaron a gritar:  ¡Déjenlos pasar! ¡Déjenlos pasar!”.  En menos de dos minutos los Mayas estaban rodeados por alrededor de 200 personas y los guardias no sabían que hacer para detenerlos.  Los gritos no cesaban y estaba claro que las personas que estaban detrás de los Mayas no iban a ceder ni a callarse.

Los guardias no aguantaron la presión y los dejaron pasar.  Los Mayas se dirigieron al agujero para realizar sus ritos y los demás espectadores invadieron todo el centro de la plaza para tomar fotos o sentarse.  Los espectadores que nos habíamos quedado observando empezamos a invadir el centro de la plaza también. 

Mi padre y yo empezamos a tomar fotos cuál turistas y entre la multitud reconocí a Ranferí Aguilar que es miembro del grupo guatemalteco de música conocido como Alux Nahual.  Mi padre y yo empezamos a hablar con Ranferí que nos contaba que tenía que tocar música en los actos siguientes pero no sabía si se iba a poder ya que la plaza se había llenado de espectadores.
 
No ví entre los espectadores ninguno de los grupos de gente extraña que yo esperaba.  Nadie tenía carteles, ni ropas estrafalarias, mucho menos valijas. 

Los guardias empezaron a negociar con nosotros, a decirnos que los actos tenían que continuar porque se iban a transmitir por televisión a nivel mundial.   Era un día importante para Guatemala ya que era la oportunidad de demostrarle al mundo nuestra cultura. Aceptamos quedarnos a un costado de las sillas VIP y desocupar el area donde los actos se iban a llevar a cabo.  Costó más o menos una hora ordenar a toda la gente y dejar el centro de la plaza desocupada de nuevo.
 
Después de unos cuantos minutos de espera la gente VIP empezó a llegar y entre ellos estaba el Presidente de la República, Otto Pérez Molina.  Llegó con su familia y un sequito de gente elegante y pedante que nadie sabía quien era o por qué era considerada gente VIP.
 
A las 9 en punto de la noche empezó de nuevo la transmisión televisada.  La música sonaba y los supuestos Mayas comenzaron a emerger de detrás del Gran Jaguar.  Trajes de colores impresionantes, bailes ensayados con pieles de jaguares, plumas exóticas, rostros pintados, escudos, lanzas, fuego, incienso, con temas como la fertilización, el intercambo comercial, la guerra.  Los supuestos Mayas eran más blancos que la leche y además eran altos.  De repente me sentí en Hollywood.  Estábamos enseñándole al mundo de nuestra cultura pero la mayoría de los actos no tenían absolutamente nada que ver con los Mayas.  Eran puros actos para impresionar a los VIP y a un mundo que, al no saber nada de nuestra cultura, cree que de verdad los Mayas son así.
   
He de decir que el único acto entre todo este circo que podría asociar con los Mayas es el acto que presentó el Ministerio de Cultura sobre el juego de la pelota.  Lo demás me pareció -y no solo a mí- Hollywoodense. Ver para creer.  Pantomima barata y una burla para nuestros ancestros, los verdaderos Mayas.

La música fue espectacular y bella, no tengo nada que decir en contra de ella.  Lo que si he de decir, es que algunos de los músicos estaban vestidos estrafalariamente.  Ningún Maya se vestiría de esa manera.  Es más, no he visto a ninguna de las etnias de Guatemala con esa vestimenta.  Hubiera sido hermoso si se hubieran vestido con los trajes típicos de las diversas regiones de Guatemala.

Los actos se extendieron hasta las 12 de la noche.  A las 11:45 los verdaderos Mayas estaban preparándose para volver entrar.  Prepararon su marimba y sus demás suplementos para hacer sus rituales.  Los guardias les suplicaban que se esperaran a entrar hasta que el último acto acabara.  No querían arruinar la transmisión televisada con su entrada fuera de lo planeado.  Había que dejarle una buena impresión al mundo. Los verdaderos Mayas respetaron hasta el final los actos Hollywoodenses.  El ultimo acto era un niño vestido de indígena que daba un mensaje de amor y paz.  Un discurso ensayado y trillado.  La gente VIP y el mundo quedaron contentos y satisfechos.
 
Al terminar de transmitir en la televisión dejaron entrar a los verdaderos Mayas que empezaron a hacer sus rituales en el mismo lugar.  Los curiosos y la televisión rodearon a los Mayas que lo único que querían era hacer sus rituales.  Los Mayas Hollywoodenses hicieron una sesión de fotos en el Gran Jaguar. Los VIP se fueron.  La mayoría de las televisoras que transmitían se fueron también.

De repente todo el ambiente del lugar cambio.  Era sereno, menos estirado, espiritual.  Los Mayas tocaban su marimba y hacían sus rituales mientras preparaban una fogata.   Al terminar sus rituales comenzaron a bailar al ritmo de la marimba.  La fogata estaba en su apogeo y todos los presentes pasamos de espectadores a participantes. Aunque cansados no podíamos dormir.  Un par de canales de Guatemala se aseguraron de transmitir lo que sucedía a esa hora.  Yo me senté por largo rato a observarlo todo.  Me caía del sueño pero era tan hermoso que no quería perdérmelo.  El cielo estaba estrellado y despejado y aunque hacía un poco de frío se sentía fresco.

Algunos pasamos toda la noche en vela, como mi padre y yo, ya que no habíamos llegado preparados para dormir con carpas, comida, etc.  Mucha gente llegó con todo el equipo y pudieron dormir unas cuantas horas.  Yo jodía a mi padre que no venían los Mayas que vivían en la quinta dimensión por él.  La única preparación que mi padre y yo tuvimos fue llevar media botella de ron que nos tomamos a la salud de los Mayas que nunca llegaron de la quinta.

Los verdaderos Mayas tocaron y bailaron marimba toda la noche.  En un momento mágico de la noche me acosté a ver las estrellas.  La marimba sonaba al fondo, los ruidos de la selva petenera se mezclaban con las voces de los noctámbulos.  Se sentía una energía positiva pero sobre todo una paz.  No quería estar en un ningún otro lugar que no fuera ese.  Sin plumajes, trajes, discursos, bailes ensayados, los verdaderos Mayas habían logrado enseñarnos la importancia del cambio de Era.  Nos dieron una esperanza de que lo que viene son tiempos mejores, que estaremos con más energía y que sucederán cosas buenas en nuestras vidas.

Estuvimos despiertos hasta ver los primeros indicios del amanecer.  Los Mayas realizaron nuevamente rituales, esta vez por el primer amanecer de la nueva Era.  Mi padre y yo habíamos decidido irnos al Templo No. IV que tiene 64 mts.  de altura y del cuál, al estar arriba, se pueden ver los demás templos y lo extensa que es la selva petenera.   Ibamos con un grupo que se dirigía también para allá cuando nos encontramos a unas personas que venían del Templo No. IV.  Nos dijeron que guardias custodiaban fuertemente el templo ya que el Señor Presidente subiría a ver el amanecer desde ahí. 

Regresamos a la plaza mayor y vimos al Presidente caminar entre la gente con los reporteros de la televisión siguiéndolo por todos lados.  El Presidente se acercó al lugar donde los Mayas hacían sus rituales y pretendió interesarse por ello.  Estuvo ahí por escasos 15 minutos.

Mi padre y yo subimos hasta arriba del Templo No. II que queda exactamente enfrente al Gran Jaguar.  Desde esa altura podía observarse todo.  Los verdaderos Mayas haciendo sus rituales, la música de la Marimba sonando, los juegos de luces, la gente.  El amanecer con ese escenario fue algo especial.  Agregando el trino de los pájaros que despertaban, realmente se sentía el comienzo de una nueva Era, de una excelente Era para toda la humanidad.

Me alegro saber que aunque en este mundo hay muchas personas que les gusta pretender y les gusta lucirse ante los demás, todavía hay gente humilde y auténtica que lo único que quiere es vivir en paz y armonía.
 
Agradezco a mis hermanos, los verdaderos Mayas, por esta experiencia tan sublime.


Los Supuestos Mayas
















 Los Verdaderos Mayas