Vine a vivir a Holanda un día de Abril del 2001. Disfruté de los primeros días de primavera
conociendo los vastos campos de tulipanes y dando paseos en bicicleta por los
molinos del norte. Disfruté de los calurosos días de verano en las playas,
parques y terrazas. Pero al asomarse el otoño,
yo estaba al borde de un ataque de nervios.
Por más que usara gorra, chaqueta, bufanda y guantes, el frío calaba
hasta los huesos. Mi novio me dijo que el frío que había sentido hasta ese
momento no era nada. Que ni siquiera
habíamos entrado en el invierno ya que oficialmente el invierno empieza el 21
de diciembre.
Ocupada en el conflicto sicológico de imaginarme con los pies, las manos y
la nariz más fríos todavía mi novio me dice: “Oye ¡vamos a ver a Sinterklaas!
Hoy viene a la ciudad.” Yo le contesté: “ ¿Sinter…qué?”
Habiendo crecido con el viejo barbudo y panzón vestido de rojo conocido
como Santa Claus, quien llegaba a mi
casa cuando dormía en un trineo jalado por renos y del cuál recibía muchos
regalos que dejaba debajo del árbol de Navidad. Conocer a Sinterklaas fue más
traumático que enfrentarme a la idea de que se venían meses más fríos.
Empecé una exhausta investigación sobre las diferencias entre Santa Claus y
Sinterklaas para medirlos y compararlos.
Esto fue lo que
encontré:
Preguntas
|
Sinterklaas
|
Santa Claus
|
Nombres
conocidos
|
Sinterklaas, San Nicolás, El Buen Hombre Santo
|
Santa Claus, San Nicolás, El Padre de la
Navidad, Santa, Papá Noel
|
¿De dónde
viene?
|
De un
pueblo de España
|
Del Polo Norte
|
¿Cuando
viene?
|
El 11 de noviembre pero el día formal es el 5
de diciembre
|
El 24 de diciembre por la noche (en algunos
países llega desde mediados de noviembre)
|
¿En qué se
moviliza?
|
En barco cuando viene de España y en caballo
cuando está visitando Holanda, Bélgica y Luxemburgo
|
En un trineo jalado por renos que vuela
|
¿Cómo se
viste?
|
Túnica blanca, capa y sombrero rojos parecidos
a los de un obispo de iglesia católica (el sombrero tiene una cruz al frente)
y trae una vara
|
botas, pantalón, chaqueta y gorra
predominantemente rojo (con blanco) con un cinturón negro, trae un costal con
regalos al hombro
|
¿Con quién
viene?
|
Con los Zwarte Pieten (Pedros Negros) que son negros y visten
de bufones
|
Con sus renos (se sabe que Mama Claus se queda
en casa esperando su regreso)
|
¿Que hace?
|
Desde mediados de noviembre ayudado por los
Zwarte Pieten, va dejando regalitos en los zapatos de los niños con notitas
. El 5 de diciembre es cuando da
"el gran regalo"
|
En algunos países desde mediados de noviembre
va dejando regalitos en unas medias que se cuelgan cerca de la chimenea o
cualquier otro lugar. El 24 de
diciembre deja regalos debajo del árbol de Navidad
|
De tal investigación aprendí que tanto Santa Claus como Sinterklaas eran
personajes inventados de alguien que existió realmente. Nicolás nació en Patara, Turquía en el año
280 y se convirtió en obispo de Myra en Lycia, una provincia de la Anatolia
Bizantina ahora mejor conocida como Turquía.
Nicolás fue famoso por sus regalos generosos a la gente pobre (sobretodo
a niños) y por una historia en particular: un empobrecido hombre padre de tres hijas, no
podía casarlas por no tener la dote necesaria. Al carecer de la dote, las
muchachas estaban condenadas a ser prostitutas. Al llegar a la edad de casarse,
Nicolás le entregó a cada una de ellas una bolsa llena de monedas de oro. La manera de entregárselas tenía que ser en
secreto porque él era un obispo, así que entró por una ventana y puso la bolsa
con monedas de oro en cada uno de los zapatos de las chicas que colgaban de la
chimenea para secarlos.
De Nicolás se cuentan cientos de historias como ésta, especialmente
narrando sus milagros y bondades para con la gente pobre. Tal fue la admiración por él que se convirtió
en santo patrón de Grecia, Turquía, Rusia y la Lorena (Francia). En otras palabras: San Nicolás.
Esa tarde fría de noviembre me dirigí a la calle guiada por mi novio. Por la calle principal del pueblo, pasaba un
desfile con música, carros decorados con colores vivos y miles de Zwarte
Pieten. Los Zwarte Pieten iban alegres,
bailando, jugando, dando dulces, sonriendo y saludando. Los niños estaban como locos. No sabían ni a donde ver, ni que decir y no
se perdían absolutamente nada del espectáculo.
En eso lo ví: El famoso
Sinterklaas en persona: Venía en un
caballo blanco, saludando a todo el mundo.
Se miraba mucho más formal que Santa Claus por el traje de obispo. También más alto y fortachón. No era gordo como Santa Claus. La barba era
blanca aunque también tenía el pelo largo. La barba era rizada y no esponjosa y
suave como la de Santa Claus.
Después de ver el desfile y al dirigirnos a casa yo iba en silencio de la
mano de mi novio. Eso en mí no era nada
normal. El me preguntó: “¿En qué
piensas?” Y le digo: “ En qué voy a
hacer con Santa Claus si tenemos hijos.”
El conflicto entre dos mundos sobre que tradiciones seguir se manifestó por
primera vez frente a mis ojos. Yo amaba
con locura a Santa Claus. Crecí con
él. Lo esperé con ansias por varias
Navidades. Cantaba canciones de Navidad invocándolo en la terraza de mi casa y lloraba
de la alegría al ver de que me había complacido con algún regalo que le había
pedido (aunque nunca me trajo la Barbie que tanto soñé).
En cambio Sinterklaas no era nada para mí.
Era un extraño vestido de obispo con unos ayudantes que parecían sacados
de un hospital mental por estar extremadamente entusiasmados.
Lo que más me preocupaba era lo que le iba a enseñar a mis futuros
hijos. Sólo de pensar en ello me dolía
la cabeza. Pasé días y días con la
angustia de lo que iba a hacer sin llegar a un veredicto que me
satisfaciera. Al final decidí que no me
iba a torturar más. Cuando se llegara el momento, tomaría la decisión junto con mi pareja.
Mientras tanto tenía que asimilar la existencia de Sinterklaas en mi
vida. Pero sobre todo de los Zwarte
Pieten. ¡Eso si que iba a estar duro!
Me recordé de que el invierno ya vendría...
¡Al carajo con Sinterklaas y Santa Claus! ¡Tenía un problema más grande!